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Sin embargo, observó que su tío miraba con frecuencia a las solapas de la levita y se las arreglaba con mano trémula: y como le conocía muy bien hacía tiempo, al instante comprendió que había motivo grave para aquel singular y repentino cambio de humor; el cuello de la levita no ajustaba bien; hacía un fuellecito por atrás siempre que bajaba la cabeza.

'Pero yo ¿qué le voy a decir, si lo único que es que usted lo pase bien, y en saliendo de ahí soy hombre perdido...?. Ya te he contado mil veces la saliva amarga que tragaba ¡ay, Dios mío!, cuando mi madre me mandaba ponerme la levita de paño negro para llevarme a tu casa.

Desde entonces acá, á los que le han ido sucediendo en las diversas jerarquías de la carrera, confundidos en el porte y la conducta con las demás clases sociales de levita y sombrero de copa, apenas se les distingue en el paseo ó en los salones por lo atezado del rostro ó la pesadez de las manos. Y la súbita metamorfosis ha sido tan profunda, que llega hoy hasta las mismas raíces de la clase.

14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu del SE

Un hombre, con toda la barba, pero sin bigote, de levita y sombrero alto, grave y solemne, apareció en la cubierta del yate, con un diario en la mano. Es el último número del New York Herald que han tomado antes de partir, para obsequiar al capitán. La llegada del práctico es siempre un acontecimiento a bordo; parece tener un aire de ciudad, cierto aspecto de tierra que alegra el espíritu.

Siente que hay allí otro poder que el suyo, y que pueden meterlo en la cárcel si se hace justicia a mismo. Sus hijos están en los mejores colegios; jamás les permite vestir sino frac o levita, y a uno de ellos que intenta dejar sus estudios para abrazar la carrera de las armas, lo pone de tambor en un batallón hasta que se arrepienta de su locura.

Tal vez tuviese pronto un lance de honor. Como no entiendo de eso, coronel, usted será mi padrino... Mis estudios han sido otros; pero cuando se insulta á una señora, cuando veo atropellada á una joven indefensa, me considero tan hombre como el más valiente. Don Marcos dió un salto... ¡Ah, no! Sus ojos se abrían á la verdad. Olvidó el oreo de su levita; podía seguir embalsamada en su encierro.

12 Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán por dentro de tus puertas, y se saciarán.

Por último, después de una hora de conversación, durante la cual le miraban con la insistencia pertinaz de quien va a comprar un animal, el médico le preguntó: ¿Nos permitirá usted ahora que tomemos algunos datos acerca de su cráneo y otras medidas?... El P. Gil, un poco sorprendido, consintió inmediatamente. El médico sacó del bolsillo de atrás de la levita un craniómetro y una cinta.

Un pueblo no se da a propio, sólo «porque así lo quiere», un buen gobierno y buenas instituciones. Es preciso que se los busque de acuerdo con sus tradiciones; es necesario que tenga en cuenta las enseñanzas de su historia; es preciso que las instituciones y la Forma de gobierno le vengan apropiadas, como a la sotana, a usted la levita, y a este joven el saquito corto.