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Un viejo gentleman, vestido con un pantalón roto, una levita adornada con numerosas manchas y un sombrero de copa, estaba ocupado en lavar concienzudamente el suelo del portal. Pero en la actitud, en la fisonomía y en el traje extremadamente miserable, Sorege observó detalles que le llamaron la atención y lo hicieron sospechar si aquel hombre sería un polizonte.

Yo, mujer ignorante, digo que esos sabios no tienen sentido común. Hija de mi alma exclamó D. Benigno , estás hablando como el patriarca de la filosofía, como Juan Jacobo Rousseau. , el estado actual de las naciones y el sentido común son incompatibles. En su entusiasmo, Cordero tremoló la servilleta que acababa de desprender del ojal de su levita.

Claro es que la levita es el símbolo; pero lo más interesante de tal imperio está en el vestir de las señoras, origen de energías poderosas, que de la vida privada salen a la pública y determinan hechos grandes. ¡Los trapos, ay! ¿Quién no ve en ellos una de las principales energías de la época presente, tal vez una causa generadora de movimiento y vida?

Si es hombre de levita, sobre todo, si es señorito delicado, más le valiera no haber nacido. Con esa especie está a matar, y la mayor parte de sus calaveradas recaen sobre ella; se perece por asustar a uno, por desplumar a otro.

Yo continuó con una ligera dilatación de pecho, que ponía en peligro la seguridad de los botones de su levita, yo cuidaré de protegerla para que pueda usted recobrar lo que es de justicia.

Después siguió escribiendo su diario, continuándolo hasta aquel mismo instante y anunciando en él su propósito de quitarse la vida, sin perder la tranquilidad, sin la menor emoción, con pulso firme. Cuando acabó su tarea eran las ocho de la mañana. Tomó sus pistolas y después de cargarlas con dos balas se las guardó bajo la levita, montó en su carruaje y fue a casa del doctor.

El nieto, que era el único que podía subir a su dormitorio a todas horas, encontrábale de buena mañana con su levita azul, alto cuello de puntas y la negra corbata arrollada en varias vueltas, sujeta por una perla enorme. Hasta en días de enfermedad conservaba su aspecto correcto, de una elegancia antigua.

Jesucristo nos presenta la distincion entre las obras imperfectas de la ley y las obras perfectas de la caridad en aquella parábola sublime en que vemos á un hombre maltratado por los ladrones, olvidado por el levita y socorrido por el samaritano. El levita representa la probidad legal humana, que absteniéndose de hacer el mal, omite hacer el bien.

19 Guárdate de no desamparar al levita en todos tus días sobre tu tierra. 20 Cuando el SE

Gregoria se presentó de luto, sin azahares, y Bernardino con la misma levita que le prestaron para asistir al entierro de don Aquiles, y delante de los hermanos y de dos testigos, bajo la luz tristona de las bujías, leyó la epístola el cura y echóles la bendición, de prisa y corriendo. Esto fué todo.