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Hay espaciosas salas con toscas cornucopias, con viejos grabados alemanes, con pequeñas litografías en las que se explica cómo «Matilde, hermana de Ricardo de Inglaterra, antes de pronunciar su voto», etc. Hay una biblioteca con cuatro mil volúmenes en varias lenguas y de todos los tiempos.

16 Porque si bendijeres con el espíritu, el que ocupa lugar de ignorante ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho. 18 Doy gracias a mi Dios que hablo lenguas más que todos vosotros; 23 De manera que, si toda la Iglesia se juntare en uno, y todos hablan lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

Le di la segunda edición de la conversación de mis charlatanas esperando un gran acceso de indignación, pero no hubo nada de eso. La abuela sonrió con perfecta tranquilidad. ¿Tienes la pretensión, Magdalena, de reformar las cabezas y las lenguas? De ningún modo, abuela. Entonces, hija mía, ¿qué te importa? Me subleva oír hablar mal de todo el mundo... y en la iglesia sobre todo.

Los productos de aguja de las isleñas canarias mezclábanse con la pacotilla chillona venida de Asia. Vendedores andaluces o indostánicos gesticulaban entre los grupos de pasajeros, alabando sus mercaderías con sonora hipérbole española o con un balbuceo mezcla de todas las lenguas.

Mis negocios y mi casa decía cuando le acusaban de huraño y retraído aquí estoy a mis anchas, con mi familia, con los míos. ¿Los amigos? ¡Vengan, vengan, que serán bien recibidos! Conoció desde luego el carácter de los villaverdinos, y quiso evitarse el andar en lenguas.

No creo que las lenguas de las naciones de los Puelches, de los de Chaco, ó Guaraníes tengan esta particular propiedad, ni que pueda acordarme del todas ellas para satisfacer debidamente; pero sin embargo procuraré dar la mejor razon posible de estas transiciones. De mi á ti, ó á Vds.: de V. á mi: de él á mi: de él á V., y de mi á él. La otra cuando es recíproca.

La llama extendía sus lenguas, que más bien parecían manos con dedos de fuego y uñas de humo, las cuales acariciaban la convexidad del cazuelón, y ora se escondían, ora se alargaban resbalando por el hollín.

Allí se pasaban ratos muy deliciosos, pues nunca faltaba entre raja y raja de melón su poquito de baile y cante, desatándose las lenguas y reinando la algazara y el regocijo.

¡Qué delicia! dijo Currita . Si te los dieran todas las noches en los dientes no tendrías la lengua tan larga. ¡Polaina!... Si te los dieran a ti donde yo me , no darías motivos para que te alcanzasen las lenguas.

Y las hay de todos los linajes: por pasión, por temperamento, por lujo, por moda..., hasta por necesidad; pero ninguna es tan necia que publique sus propios pecados por el gusto de dar cebo a las lenguas maldicientes, y la menos aprensiva trata, por egoísmo de viciosa, de no quitar al pecado el incentivo del secreto.