United States or Israel ? Vote for the TOP Country of the Week !


Damas mal tapadas con un kimono, señores en pijama, se deslizaban por el pasillo discretamente sobre la suavidad silenciosa de sus pantuflas, todos en la misma dirección, lanzando una ojeada de cólera hacia la puerta luminosa que sorprendía el secreto de sus miserias corporales. Por fin tuvo que cerrar la puerta. Abrió un libro, y le fué imposible leer dos párrafos seguidos.

Detrás de la sonrisa forzada y triste de los trabajadores, un hombre observador podía leer bien claro la hostilidad. El cortejo de Salabert atravesó en silencio por medio de ellos, con visible malestar, los rostros serios, y con cierta expresión de temor. Las damas se apretaron instintivamente contra los caballeros. Al entrar en el parque murmuraron algunas: "¡Dios mío, qué caras!"

Pero aun así, ¡qué angustias no la hacían sufrir aquellos extranjeros rubios y antipáticos que tenían la audacia de leer la Biblia a su modo y en su lengua, sin creer en Su Santidad, ni ir a misa!... Montenegro conocía uno de los últimos disgustos de la piadosa señora, que le habían relatado los criados de la casa. Los Dupont tenían un viajante sueco, el mejor agente de su negocio.

La joven balancea la llave en la mano, acariciando con los ojos el metal que brilla. Un día, por casualidad, se la vi ocultar allí murmura. ¡Colócala en su sitio! exclama él, una vez más. La joven frunce las cejas; después, con una leve risa. ¡Esto es lo que podíamos hacer!... Y, al mismo tiempo que habla, le echa de soslayo una mirada inquieta y trata de leer en su rostro lo que piensa.

Sin recibir una sola carta de Europa, sin escribir, sin leer un solo periódico europeo, estuve viajando por Oriente durante cuatro años, vistiendo, comiendo y viviendo como los naturales del país en que me encontraba, y permaneciendo en un lugar hasta que me cansaba de él. Y hubiera andado errante, sabe Dios cuanto tiempo, si no me hubiera quedado solo.

En tanto que el mayordomo decía esto a Sancho, estaba él mirando unas grandes y muchas letras que en la pared frontera de su silla estaban escritas; y, como él no sabía leer, preguntó que qué eran aquellas pinturas que en aquella pared estaban.

Mandáronme leer el primer nominativo a los otros, y era de manera mi hambre, que me desayuné con la mitad de las razones, comiéndomelas.

Cogió su libro de memoria, y escribió en él quatro versos de repente, que dió á leer á su hermosa huéspeda; pero aunque sus amigos le suplicáron que se los leyese, por modestia, ó acaso por un amor propio muy discreto, no quiso hacerlo: que bien sabia que los versos de repente hechos solo son buenos para aquella para quien se hacen.

Someto a usted el deseo de un amigo y afirmo que no nada de él que no sea honroso... Pero ¿quién se ha de atrever a garantizar la perfecta armonía de las naturalezas, de los caracteres, de las almas?... Tiene usted miedo por él, ¿verdad? Nuestras miradas se cruzaron y creí leer en el fondo de la suya menos desprecio que pena. ¿Qué respondo a Givors? dijo por fin.

En 2003, ya se podían leer 10.000 títulos en varios idiomas en el Palm Pilot y en otros modelos de PDA. El OeB se puede descargar gratuitamente, y dispone también de una versión "abierta" que pertenece al dominio público.