United States or Jordan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nada de carruajes que al pasar rodando estremecen con leve vibración nuestros cristales y nuestro lecho; nada de voces ásperas y opacas que pregonan no se sabe qué; nada de mazurcas, cien veces concluídas y cien veces comenzadas por los dedos aprendices de alguna vecina.

En otro tiempo ese pequeño lago era mas considerable, pero los vecinos de Lungern, que carecen de terrenos arables suficientes, quisieron disecarlo para destinar su lecho al cultivo. Desde 1790 hasta 1836 se ejecutaron de tiempo en tiempo trabajos costosos, y se logró practicar en la roca una galería subterránea de 439 metros de longitud que debia darles salida á las aguas.

»Todos salieron del aposento, y Teobaldo se aproximó al lecho donde había sido acostado el moribundo. »¿Cuál es su propósito, señor Conde? le preguntó con voz grave y solemne.

por cierto: á poco de haber salido la duquesa, volvió á entrar más pálida y más conmovida, fijó una mirada cobarde en el lecho y volvió á repetir, ¿Dónde está la reina? ¡no parece su majestad! ¿qué es esto, Dios mío?

Y mostrando con el dedo la ventana que daba frente a su lecho: Mi razón, debilitada, me hace ver fantasmas; porque mientras hablabas... me pareció ver una sombra al través de esta ventana... la sombra de Gerardo. Ha sido él, o su sombra, la que me ha mirado llorando. Al oír estas palabras, lanzose Isabel a la ventana que daba al jardín y oyó los pasos de un hombre que se alejaba.

Asustóse mucho, y se acercó más al lecho, como buscando un refugio al lado de la sagrada persona de doña Paulita. ¡Niña! dijo Paz con la lengua turbada y muy alterado el rostro. Ya sabemos todas las infamias de usted. Merece usted ir á la cárcel por comprometer la honra de una casa como ésta. Si no temiera rebajar mi dignidad.... Señoras murmuró Clara temblando, ¿pues yo qué he hecho?

Al verle con aquella enfermedad tan mala, que era, según ella, una reventazón del talento en la cabeza, la tía roma no tenía sosiego: iba mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del chico, y permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole silenciosa, sus ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de lágrimas los flácidos pergaminos de la cara y pescuezo.

Algunos ratos, los pasaba yo rogando en alta voz junto a su lecho: su hermano, arrodillado en el umbral de la puerta, parecía escuchar el rezo. ¡Qué espectáculo más triste el que presentaba aquella habitación!

Pero este remordimiento desvanecíase al examinar la cama otra vez, fijándose especialmente en el colchón de muelles. ¡Ella, que no había conocido otro lecho que un jergón sobre tablones en la casucha del Mosco! ¡El, que durante años aguardaba a que le dejasen libre el camastro para descansar sus huesos!...

Pues se parece dijo Sebastián , al héroe de las Alpujarras... a su tocayo don Antonio Diego Valcárcel y Merás, fundador de la noble casa de los Valcárcel. Y que no lo digas en broma. Que traigan el retrato y se verá. Y no hubo más remedio. Entre dos criados y Sebastián descolgaron al ilustre abuelo restaurado, y se le cotejó con el hijo de Bonis, que la madre sacó del calor de su lecho.