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»¡Me sería imposible describir a ustedes todo lo que yo experimenté durante aquel corto período de tiempo, tan largo para , tan horrible y extraño!

Torció las riendas del sobérbio bruto Y á trote largo adelantóse al rato Llevando al lado el disputado pato Que á gruesas gotas de sudor ganó; Y al acercarse ante el vencido corro Se desciñó del rostro su barbijo, Y estas palabras atrevidas dijo Que la turba entre aplausos recibió.

Tiene la mano izquierda naturalmente caída a lo largo del cuerpo y la diestra puesta en un sillón de terciopelo carmesí, encima de cuyo asiento esta tumbada una perrilla de lanas blanca y manchada que, apoyando el hocico sobre uno de los brazos del mueble, mira con extraordinaria viveza.

Eran iguales á los caminantes reflexivos, que se saturan del paisaje y entran en largo contacto con su alma. Las gentes del vapor vivían como los viajeros terrestres que contemplan adormecidos desde las ventanillas de los vagones una sucesión de vistas pálidas y vertiginosas rayadas por los hilos telegráficos.

Lo cubrió de flores, encendió los cirios, adornó la habitación con negros crespones. Después dispuso que velase el cadáver una hermana de la caridad en compañía de ella. Dejáronlas al fin solas. Rezaron largo rato de rodillas. Cuando terminaron su rezo, Cecilia rogó a la monja que fuese a la cocina a dar orden para que se le hiciese te, porque estaba desfallecida.

El intervalo de esta revolucion dividiéndose por diversos intervalos menores, forma la idea de las partes del tiempo, á las cuales damos tambien el nombre de tiempo mas largo ó mas corto, segun los diversos intervalos de la revolucion.

¡Será a la vaca, niño Melchor! contestó la vieja que ordeñaba, riendo de su propia ocurrencia y procurando cubrir con sus labios plegados de arrugas el solo diente que le quedaba en la boca, largo y amarillento, como hueso de bagual en una zanja. ¡Vea!... ¡Doña Águeda mojando también!

Ya pueden venir las gentes á soñar y á procrear entre las paredes que se estremecieron con gritos de dolor ó ronquidos de agonía. La música empieza á gemir dulcemente á lo largo de la costa feliz, entre el susurro de las olas y los estremecimientos de los naranjos de epitalámico perfume.

Al salir de su casa quedó perplejo viendo que el jinete había desaparecido. Corrió Cachafaz la tierra inmediata, así como los corrales, dando gritos, sin poder descubrir al «chasque». Finalmente, Rojas se encogió de hombros, y contento por la noticia, quiso explicarse esta desaparición. Don Roque, para darle el aviso con más prontitud, se lo había enviado con algún viandante que tenía que hacer un largo rodeo en su marcha y deseaba no perder tiempo.

Aquel pueblo, según antiguas tradiciones, debe su fundación á Ladia, hermana del cacique Maglansangan, sanguinario y despótico señor que por largo tiempo impuso leyes en el Estrecho. A Ladia se la conocía por la reina de Calilayan.