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CAPÍTULO XXXIII. Error de La-Mennais sobre el consentimiento comun. Su sistema. Confusion de las dos palabras sensus y consensus. Su criterio no puede ser el único. Demostracion. Reseña. Orígen del error de La-Mennais. Se deshace una dificultad. Sus paradojas sobre las matemáticas. Una observacion. CAPÍTULO XXXIV. Resúmen y conclusion. Rápida exposicion de las doctrinas contenidas en este tomo.

Único criterio llama La-Mennais al consentimiento comun; sin embargo basta dar una ojeada sobre los demás para convencerse de la esterilidad del nuevo para producirlos.

A esto se reduce el argumento de La-Mennais. ¿Qué resulta de él? nada en favor del sistema del consentimiento comun: es cierto que los demás criterios están sujetos á error en circunstancias excepcionales; es cierto que en tales casos, y en naciendo la duda, se apela al testimonio de los otros; mas, ¿para qué?

segun La-Mennais, no podemos decir yo pienso, menos podremos decir que piensan los demás; y como el pensamiento ajeno le necesitamos absolutamente en el sistema que asienta por único criterio el consentimiento comun, resulta que su primera piedra la pone La-Mennais mas en el aire que los que hacen estribar la filosofía en un hecho de conciencia.

Esta comparacion no es una ocurrencia satírica, es un argumento rigurosamente filosófico á que nada se puede contestar; él basta para poner de manifiesto lo infundado y contradictorio del sistema de La-Mennais, así como indica por otra parte el orígen de la equivocacion, que consiste en tomar el efecto por la causa.

El abate de La-Mennais, con aquella exageracion que le caracteriza, ha dicho: «Quien demostrase que la vida entera no es un sueño, una quimera indefinible, haria mas de lo que han podido todos los filósofos hasta hoyYo creo que hay en esto graves dificultades, pero no puedo persuadirme que sean insolubles.

En esa gran votacion del linaje humano, vota cada uno en cierto sentido, por el impulso mismo de la naturaleza; y como todos experimentan el mismo impulso, todos votan de la misma manera. La-Mennais ha dicho: cada uno vota de un mismo modo porque todos votan así; no advirtiendo que de esta suerte la votacion no podria acabar ni aun comenzar.

La-Mennais pretende que solo en el tribunal del consentimiento comun puede obtenerse un fallo definitivo y satisfactorio: yo estoy convencido de que el raciocinio mas severo puede llegar al mismo resultado á que nos conducen de consuno, el sentido íntimo, el sentido comun, y el consentimiento comun, ó en otros términos, el testimonio de nuestro ser y el de nuestros semejantes.

Por lo dicho hasta aquí, se echa de ver que la suposicion de La-Mennais está ya realizada; porque existen sensaciones diferentes de las de los cinco sentidos; luego no se puede atacar con semejante suposicion el órden y la naturaleza de nuestras ideas, y la certeza de nuestras conocimientos.

Porque hemos demostrado que los cuerpos afectan nuestra organizacion de una manera diferente, y producen impresiones diversas de las de los cinco sentidos; y sin embargo con esto no se turba el acuerdo de las sensaciones, ni se alteran nuestras ideas: luego la suposicion de La-Mennais no traeria consigo el desórden que él sospecha.