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El luminoso mes de Mayo, joven guerrero con armadura de flores, se presenta a dar caza al negro invierno, y en medio de la fiesta de la Naturaleza regocijada, busca a su amante: la Juventud. Esta noche, en que te veo por vez primera, es la noche de bodas infinita de la Primavera y de la Juventud».

GUZMÁN. Pero todo ello no es nada, nada; travesuras de la juventud. ¿No sabéis que está perdidamente enamorado de doña Leonor de Sesé? GUZMÁN. La hermana de don Guillén, de ese hidalgo orgulloso... FERRANDO. La más hermosa dama del servicio de la reina. GUZMÁN. Seguro.

Esta mañana me he detenido a la sombra de un viejo olmo, alrededor del cual, ciertos días de fiesta, los jóvenes, sin otro concierto que el que les daba un pobre músico ambulante, se reunían para dar muestras de su fuerza y agilidad, mientras que los ancianos, emocionados por los más deliciosos recuerdos, se contaban entre ellos algún acontecimiento notable de su juventud, ocurrido en semejante día.

Ya sabes que es mayor que yo: más de veinte años. Su edad le excusaba de tomar las armas; pero se acordó de que en su juventud había sido oficial, y fué de los primeros en acudir. ¡Quién lo hubiese creído de un hombre que parecía sin preocupaciones y se burlaba de todo lo que no tocase á sus egoísmos!...

Pero el origen campesino, la rudeza nativa, se revelaba en las manos cortas, con las uñas anchas y aplastadas, y el dorso afeado con ligeras manchas amarillas; en los pies gruesos y pesados, a pesar de mostrarse cubiertos por unas elegantes botinas que delataban con su finura haber pertenecido antes a la señora. Era bonita, con la frescura de la juventud.

Sólo llevaban dos días de amores, y se extrañaba de verse desobedecida, como si los hombres no tuviesen otra obligación que seguirla en todos sus caprichos y su insolente juventud fuese el centro del mundo, en torno del cual debían girar personas y sucesos. Me mataré dijo con energía . Y si no me mato, me marcharé sola. Yo te juro que no llego a aquella tierra... ¡Qué horror!

Don Iñigo, padre de aquélla, recibe sorprendido una carta de Granada, por la cual le recomienda eficazmente á Don Félix un amigo de su juventud: sale, pues, inmediatamente para buscar á su recomendado; Laura recibe, por intermedio de un criado, y como regalo de su amante, una banda, suplicándole aquél que la lleve en recuerdo de su amor; pero teme llamar la atención de su padre si se la pone en seguida, por cuya razón la envía á su amiga Clara, para que se la devuelva luego ella, como si fuese verdaderamente quien le hiciera este obsequio.

Había visitado la pequeña ciudad de provincia en cuyo colegio había pasado su adolescencia, y después había ido a Brianza, el país de las rosas, donde había transcurrido parte de su juventud, donde estaban sepultados los suyos.

Vivo mejor que en la mísera pensión de Londres, donde pasé mi juventud de empleado; eso es todo. ¿Y tu mujer? ¿Y Cristina? ¡Mi mujer! dijo el millonario con amargura: yo no tengo mujer: sólo tengo una patrona, muy santa, muy virtuosa, que cuida de mi vida material, y hasta se inquieta algo cuando me ve enfermo.

15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. 16 Y será que en aquel tiempo, dice el SE