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Cuando te siento reír, parece que respiro un ambiente fresco y perfumado, y todos mis sentidos antiguos se ponen a reproducirme tu persona de distintos modos. El recuerdo de tu imagen subsiste en de tal manera que vendado te estoy viendo lo mismo. ¿Vuelve la charla?... Que llamo a D. Teodoro dijo la señorita jovialmente. No... estate quieta.

Pero ¿no sabéis que eso es un pecado mortal, que el odio os ciega? ¡Por favor, Simón! No hay odio ni cosa que se le parezca, frailecico mío, repuso jovialmente Simón, mientras el otro veterano miraba sorprendido al doncel. No hay sino una cuestioncilla no terminada á gusto nuestro. ¡Ojo á mi espada, Reno!

La que á más me interesa, repuso Roger jovialmente, es que con el arenque venga también una rebanada de pan. ¿Lo ves, gandul? preguntó Colás al otro estudiante. ¿No te he dicho cien veces que el ingenio y la gracia en el decir me rodean como un aura sutil y que nadie se me acerca sin dar á poco muestras evidentes de la agudeza que en rebosa?

¡Cómo! ¿Bajó usted a la prisión? . ¿Y el Rey? Fue herido por Dechard, a quien di muerte, y espero que el Rey viva. ¡Necio! exclamó Ruperto jovialmente. Otra cosa hice. ¿Y fue? Perdonarle a usted la vida. Me hallaba detrás de usted en el puente, revólver en mano. ¡Digo! ¡Pues estuve entre dos fuegos! ¡Apéese usted le grité, y luche como un hombre!

¡Ah, ya! ¡Eso es otra cosa! replicó jovialmente Jacobo . A la diplomacia de las faldas no hay quien resista. Recuerdo haberle oído a Castelar que el mundo es de las faldas y de las faldas: es decir, de las enaguas y de las sotanas. Pues téngaselo usted por dicho, señor de Bismarck... Porque supongo sabrás que estoy nombrada plenipotenciaria...

Susana guardó la carta, pues no quiso abrirla delante del curioso filósofo, y contestó jovialmente que , que había muchas cosas para el tío: un buen sobretodo largo, un par de pantalones, tres camisas, zapatos, calcetines... Era una vergüenza que fuera con esa facha a comer a casa del Presidente; la misma tía Silda, ¿qué diría?... ¿Dinero?

Veo con dolor repuso lord Gray jovialmente que en el rostro de usted, Sr. de Congosto, están escritas con parches y ungüentos las gloriosas páginas de la expedición al Condado. Milord exclamó el héroe con ira , no es propio de un caballero zaherir desgracias motivadas por la casualidad. Antes que hacer tal cosa examinaría yo mi conciencia por ver si está libre de faltas.

Y Verdú es un bello ejemplar de esos hombres-fuerzas que cantan, ríen, se apasionan, luchan, caen en desesperaciones hondas, se exaltan en alegrías súbitas; de uno de esos hombres que accionan fáciles, que caminan rápidos, que hablan tumultuosos, que dicen jovialmente a los necesitados: «¡Ah! , , desde luego», que tienden los brazos para abrazar desde la segunda entrevista, que piensan sinceramente al recibir la ofensa: «Soy yo, soy yo el que tiene la culpa», que suben sesenta escalones, y otros sesenta, y otros cincuenta para hacer un favor al amigo del amigo de un amigo, que contestan las cartas a correo vuelto, que lanzan largos telegramas entusiastas por nimias felicitaciones, que son buenos, que son sencillos, que son grandes.

La obligó a levantarse y llevóla al comedor, diciendo jovialmente, para darle ánimo, que tenía mucho apetito, ¿qué menú había?

Lord Gray rompió a reír jovialmente, y cambiando de aspecto y tono, dijo: Calesero, apresura el paso, que deseo llegar pronto a Cádiz. El lamparín no quiere andar. ¿Qué lamparín? El caballo. Le han salido callos en la jerraúra. <i>¡Ay !</i> Este caballo es muy respetoso. ¿Por qué? Muy respetoso con los amigos. Cuando se ve con Pelaítas, se hacen cortesías y se preguntan cómo ha ido de viaje.