United States or Bosnia and Herzegovina ? Vote for the TOP Country of the Week !


La suprema felicidad para el guarda, la única que le consentía su profesión, era que Velázquez viniese á buscarle á la casilla un día que le quedase libre y le llevase con otros tres ó cuatro amigos á una taberna de las afueras para cañear y pasar la tarde de jarana. Además, le estaba profundamente agradecido porque le había sacado de algunos apurillos de dinero.

Aunque la idea del acabamiento de la monarquía sonaba siempre en el cerebro del buen hombre como una idea absurda, algo así como el desequilibrio de los orbes planetarios, siempre que en un café o tertulia oía vaticinios de jarana, anuncios de la gorda, o comentarios lúgubres de lo mal que iban el Gobierno y la Reina, le entraba un cierto calofrío, y el corazón se le contraía hasta ponérsele, a su parecer, del tamaño de una bellota.

Vuelven los días de jarana, y ya estamos suspirando otra vez porque se acorte la cuerda. Así somos, y así creo que seremos hasta que se afeiten las ranas». Es la condición humana. Así viven y se educan las sociedades dijo el Delfín . Lo que a no me gusta es que esto se haga por otra vía que la de la Ley.

Adelantaba la limpieza del desván: Manolita, con sus brazos nervudos, manejaba los trastos; Rita los clasificaba; Nucha los sacudía y doblaba esmeradamente; Carmen tomaba poca parte en el trajín, y menos aún en la jarana: dos o tres veces se eclipsó, para asomarse a la galería sin duda. Las demás le soltaron indirectas. ¿Qué tal está el día, Carmucha? ¿Llueve o hace sol?

Nadie necesitaba tanto como él que se le llamase al orden, y sobre todo, lo que más falta le hacía era que le recortaran la bebida, porque aquello no era ya boca, era un embudo. Jacinta presintió la jarana, y tomando una resolución súbita, tiró del brazo a su marido y se lo llevó, a punto que este empezaba a tomarle el pelo al inglés.

¡Supongámoslo!... ¿y quién te ha dicho que los animales sufren en su condición de tales?... echas todo a la broma y a la jarana, porque eres feliz. No, Ricardo, yo no soy feliz en el concepto en que y todos entienden la felicidad, porque la felicidad comprende un cúmulo de circunstancias que jamás se encuentran reunidas; lo que hay es que yo no quiero ser desgraciado y... ¡no lo soy!

A veces digo: «¿No habrá un cataclismo, un terremoto o cosa así antes del día 10?. Pienso en la revolución, y créalo usted... desearía que hubiese algo... Me basta con una semana de jarana y tiros, durante la cual no pueda salir la gente a la calle... Pero ni eso, querida. ¿Sabe usted que a los generales Serrano, Dulce y Caballero de Rodas les han puesto presos, y dicen que les mandarán a Canarias y que también destierran al duque de Montpensier?

Oyó risas, cuchicheos, jarana alegre, impropia del lugar y la ocasión. Se volvió y se incorporó confuso. Tenía delante una pareja hechicera, iluminada por el sol que ya ascendía aproximándose a la mitad del cielo.

¡Eso! ¡eso! Retoza, grandísimo holgazán, comedor. Toda la tarde roncando y ahora en vez de ordeñar las vacas, de jarana dijo una vocecita aguda. Quien profería estas ásperas razones era la avinagrada esposa del tabernero, una mujerzuela bajita, menuda, rugosa, de frente ceñuda y ojos pequeños y fieros. Martinán se levantó del suelo riendo.

No hay que darle vueltas; somos una raza inhábil hasta no poder más». Don Baldomero decía con acento de tristeza una cosa muy sensata: «¡Si D. Juan Prim viviera...!». Juan y Samaniego se apartaron del corrillo y charlaban con Jacinta y doña Bárbara, tratando de quitarles el miedo. No habría tiros, ni jarana... no sería preciso hacer provisiones... ¡Ah! Barbarita soñaba ya con hacer provisiones.