United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


«Mas sucedió escribe don José María Montero de Espinosa en su Relación histórica de la judería de Sevilla que la víspera del día en que se había de ejecutar este espantoso y horroroso castigo venían á esta ciudad los malvados delatores con objeto de ver la dicha escena y á holgarse de su indigna venganza, y en una de las posadas de Alcalá de Guadaira estaban todos en un cuarto hablando del caso, y del auto que venían á presenciar, y unos con otros decían: Mañana veremos arder aquel pícaro y le oiremos crujir los huesos y además proferían otras expresiones semejantes con las cuales se jactaban y regocijaban de sus pérfidos sentimientos, y daban á entender claramente habían sido ellos los autores de aquel horrendo castigo, cuya conversación fué oida de otros pasajeros que la casualidad hizo estar en el cuarto inmediato, los que sospecharon la mucha malicia que el asunto contenía y tomando cautelosamente las señas, nombre, casa y posada donde se dirigían, vinieron aceleradamente y dieron cuenta al tribunal

Así es que en la Fábrica gozaban de detestable reputación, y eran tachadas de ávidas, tacañas y apegadas al dinero, y acusadas de cebarse en la ganancia abandonando su casa por un ochavo, al par que las de Marineda se jactaban de rumbosas, y se preciaban de mejores madres.

Entre los amigos del Conde los había que se jactaban de conocer a todo Madrid, alto, bajo y mediano, con tal que perteneciesen las personas al sexo femenino. El Conde les preguntó quiénes eran aquellas muchachas. Todos las miraron, y todos dijeron que no las conocían. Serán forasteras añadió uno. Serán recién llegadas a Madrid dijo otro. Deben de ser o malagueñas o sevillanas exclamó un tercero.

Este hermano mayor era nada menos que el marido de doña Inés y yerno de don Paco, el ilustre don Alvaro Roldan, uno de cuyos antepasados había costeado la imagen de la Virgen, así como la de Santo Domingo, obras ambas de Montañés, según se jactaban de ello los naturales de Villalegre.

Pero así se convence cuan engañados del demonio vivían, ni profesando el cristianismo por no haber de abrazar en su interior y más sagrado la perfección de su ley, ni aun el judaismo más que por una vil pasión, tesón ciego y soberbio o presunción obstinada de sus depravadas inclinaciones, y no por verdadero deseo de salvarse, como necia y soberbiamente se jactaban.