United States or Greece ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tengo para que os deben llevar por la derecha. Y vos debéis iros por la izquierda dijo la mujer. Bien me lo . Adiós. Adiós. Y se oyeron los tardos pasos de Quevedo que se alejaba. ¿Dónde estáis, caballero? dijo la joven que había abierto el postigo. Junto á vos, á lo que parece contestó don Juan. Dadme la mano que os guíe.

Tomad, bebed una copa de vino de España, esto os repondrá. Ahora estáis en seguridad en el castillo, todo temor ha desaparecido. Os dejaría marchar a pesar de mi ardiente deseo de saber si habéis conseguido el objeto de vuestro viaje; pero no podéis iros a la cama tan agitado, y debéis darle a vuestro espíritu el tiempo necesario para que se calme.

En aquel momento apareció don Juan, y dió diez doblones al señor Melchor. ¿Y qué es esto?-dijo todo turbado el pobre diablo, que en su vida había visto tanto oro junto, por más que fuese poco. Eso es vuestro trabajo. ¡Mi trabajo, señor! Debo agradeceros el que no me hayan engañado. Muchas gracias, señor. Y como ya no os necesito, podéis iros. Que Dios os guarde, señor.

¿Me hacéis el favor de iros á cien leguas de aquí? dijo Juan Montiño volviéndose y encarándose en don Bernardino, á tiempo que levantando éste la mano sobre la Mari Díaz, la hacia ampararse de Juan Montiño, y decirle: ¡Defendedme de este hombre, caballero! ¡es un infame! Idos repitió Juan Montiño con una calma inalterable. ¡Que me vaya! exclamó todo cólera don Bernardino.

Si os place, Ramiro, concluir como ellos sobre la infame bayeta en la Plaza del Mercado, o iros a remar en alguna galera bajo el corbacho del cómitre ¡adelante!; y así figuraréis en las crónicas como el vil descendiente que arrojó semejante baldón sobre su casa preclara y antiquísima. ¿Soy, por ventura, niño o mujer para dejar a otros la guarda de nuestros derechos antiguos?

Pero, pues estais resueltos á iros, voy á dar órden á los intendentes de máquinas para que hagan una que os pueda transportar con comodidad; y quando os hayan conducido al otro lado de las montañas, nadie os podrá acompañar; porque tienen hecho voto mis vasallos de no pasar nunca su recinto, y no son tan imprudentes que le hayan de quebrantar: en quanto á lo demás, pedidme lo que mas os acomode.

No habéis de decir, replicó la hermosa indiana, que poniéndoos en peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y el peligro que corréis haya pasado, podréis iros.

El tío Manolillo cantaba entretanto entre dientes, y mientras acababa de arreglar la vajilla, una canción picaresca. Pero había algo de horrible en el acento y en el canto del bufón. ¿Dónde están mi capa, mi sombrero, mi espada y mi daga? dijo Montiño, que buscaba por todos los rincones. ¿Cómo, os empeñáis en iros? Os juro que no me quedo aquí si no me matáis.

Ved, pues, lo que me mandáis para Nápoles, que tengo que hacer bastante, y verme quiero fuera de Madrid antes de que acabe la noche. Sacadme antes de iros, si podéis, de este pantano en que me encuentro. A ver voy á Lerma y os le enviaré, y él hará lo que sea menester, que él lo puede todo. ¿Y no volveremos á veros por aquí? Acaso.

Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65 Y decía: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a , si no le fuere dado de mi Padre. 66 Después de esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis vosotros iros también?