United States or Togo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Diciendo esto le cogía por un brazo y le sacudía con ira materna y correccional. «Mira que no te podemos sufrir... Lo que tienes es mucho mimo».

Ahora se irá, dijo Perla moviendo la cabeza. Mira, dijo Ester sonriendo, ahora yo puedo alargar la mano y atrapar algo.

Una violenta expresión de ira se pintó en el rostro de la señora al oír este nombre; volvióse bruscamente hacia una joven que la acompañaba, y exclamó con más impetuosidad que prudencia: Pero, ¿has visto?... ¡Si esto clama al cielo!... ¡Pícara madre! ¡Pícara madre!... Mientras este ángel llora, estará ella escandalizando a Madrid como acostumbra.

¡Hermano! exclama. Y con ruidosos sollozos cae a sus pies. ¡Mi nene! ¡mi querido nene! Y Martín, en medio de sus lágrimas, lanza gritos de alegría y lo besa, lo aprieta contra él, como si quisiera no dejarlo marchar. Al fin te encuentro... ¡Oh Dios! Ahora todo irá bien... ¿no es verdad? Di... todo esto no era más que pura fantasía, pura locura. ¿ no sabes lo que has hecho, eh? Ya no te acuerdas.

Déjela, déjela me decía casi al mismo tiempo la rozagante Mari Pepa, arrojando el último de sus abrigos flotantes sobre una silla, encima de los que acababa de arrojar Lituca ; déjela que entre y salga cuando quiera, que es bueno jacerse a todo, como ella se irá jiciendo, porque la conozco bien. Al que hay que tener a raya sobre ese punto, es al mi padre.

El gran cacique, dice en su tiana Que al viejo dejen , porque delira, Y su hija es doncella muy liviana, Y que á invenciones toles siempre aspira. Cesóle de herir el Chiriguana, Que estaba ya encendido en pura ira, Que no dudo yo cierto, sino fuera Por el cacique, en breve allí muriera.

Entonces aquel šiervo proštrado adoravalo, diziendo, Señor, deten la ira para conmigo, y todo te lo pagaré. El šeñor movido

8 Los hombres burladores enlazan la ciudad; mas los sabios apartan la ira. 9 Si el hombre sabio contendiere con el loco, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo. 10 Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto; mas los rectos buscan su alma. 12 Del señor que escucha la palabra mentirosa, todos sus ministros son impíos.

Violentos fueron, a partir de entonces, los días en la finca. Ni Ana misma sabía, puesto que tenía a Sol constantemente a su lado, qué causaba la ira de Lucía.

MÁXIMO. , lo soy. Usted a todos nos enloquece. Sin darme cuenta de ello, he atropellado a un ser débil y mezquino, incapaz de responder a la fuerza con la fuerza. Con la fuerza respondo. MÁXIMO. ¿Que puede más? PANTOJA. La ira te sofoca, el orgullo te ciega. Yo, maltratado y escarnecido, recobro fácilmente la serenidad; no: tiemblas, Máximo; , que eres la fuerza, tiemblas.