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Gritaba ante las casas menos destrozadas; introducía su cabeza por puertas y ventanas limpias de obstáculos ó con hojas de madera á medio consumir. ¿No había quedado nadie en Villeblanche?... Columbró entre las ruinas algo que avanzaba á gatas, una especie de reptil, que se detenía en su arrastre con vacilaciones de miedo, pronto á retroceder para deslizarse en su madriguera.

Sobre correos ya se ha dicho que el esponente con otro compañero de diputacion formuló varias reflexiones para dirijir una esposicion al trono con motivo de haber llegado á entender la reforma gravosa que en esta renta se introducia, aprobándose una oficina principal de un modo brillante y costoso sobre escasos productos y puramente eventuales, como se verá comprobado por dichas observaciones, que como se ha dicho, irán en copia al final, señalada con el núm. 1.o

Don Rosendo continuaba cada vez más pujante y empeñado en su campaña periodística. Introducía en el Faro todas aquellas formas y maneras que observaba en la prensa nacional y extranjera, particularmente en la francesa. Pero donde más se distinguía era en las de mercados. No es fácil representarse la destreza con que manejaba, traía y llevaba los cereales, los aceites, los caldos y los arroces.

Otras veces caminaban casi á ras del agua. El Tritón mostró á su sobrino cavernas olvidadas, en las que se introducía el Mediterráneo con lentas ondulaciones. Eran á modo de cuadras marítimas, donde podían anclar los buques, permaneciendo ocultos á todas las miradas. Allí habían escondido muchas veces sus galeras los berberiscos, para caer inesperadamente sobre un pueblo cercano.

No, Ernestina dijo por fin, tuteando a su mujer . Nunca nos uniremos. Te conozco: todas sois iguales. Es mentira lo que dices. Sigue tu camino, como si no nos conociéramos... Pero no pudo continuar. Su mujer le volvía ahora la espalda. Lloraba descansando la cabeza en el respaldo del asiento, y su enguantada mano introducía el pañuelo bajo el velillo para secarse las lágrimas.

De vez en cuando se abría con estrépito un balcón, y se veía una mano blanca que arrojaba a la calle algo envuelto en un papel; el hombre de la campanilla se bajaba a cogerlo, arrancaba el papel, y eran también monedas que inmediatamente introducía en el cajoncito verde: cuando levantaba la vista al balcón, estaba ya cerrado. Lo adiviné todo.

En vez de guardar un discreto silencio, introducía la discordia en la casa con sus opiniones. Durante los primeros días de la guerra se mantuvo encerrada en su cuarto, reuniéndose con la familia solamente cuando la llamaban al comedor. Con los labios fruncidos y la mirada perdida se sentaba á la mesa, fingiendo no escuchar los desbordamientos verbales del entusiasmo de don Marcelo.

Parecían traer con ellos el viento de la calle a una atmósfera densa y viciada por muchos años de aislamiento; eran el pensamiento exterior, la idea sin padre conocido, el estremecimiento de la gran masa, que se introducía como un aire colado en aquel ambiente denso semejante al de una habitación donde agoniza, sin llegar a morir, un enfermo crónico.

D. Eugenio de Ochoa, que las reimprimió, pensaba que el escritor brilla más en ellas por la novedad de los pensamientos y la valentía de los giros, que por la pureza y corrección del lenguaje ; Bermúdez de Castro, en el supuesto de que todos los personajes de la corte de Francia querían testimonio de su estilo y de tener que poner en prensa el ingenio para discurrir lisonjera y graciosamente sobre fútiles consultas, alaba al escritor fácil y sentencioso, moralista divagador al gusto de la época, entendiendo que por estar entonces menos formada la lengua francesa que la nuestra, se enriqueció con los giros que introducía el español proscripto .

Un hombre casado, con hijos, que en toda su vida no había hecho más que trabajar como un esclavo para labrarse un capitalito... Y ahora que lo tenía... por una quijotada de ese farfantón... ¡acaso!... El fabricante apenas podía pasar los sorbos de cognac que de vez en cuando introducía en la boca. La cosa se arregló muy pronto.