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El periodo prodrómico solía ser una cuestión con cualquier recogida por el chocolate del desayuno, o por si al salir le tropezaron y la otra lo hizo con mala intención. Las madres intervenían, y Mauricia callaba al fin, quedándose durante dos o tres horas taciturna, rebelde al trato, haciéndolo todo al revés de como se le mandaba.

Presentóse como víctima de una persecución tenaz, insidiosa, de mil intrigas urdidas para desacreditarle y en las que intervenían una porción de personajes de la banca y la política. Los circunstantes, cada vez más cansados y aburridos, se decían ya en voz baja: ¡Esto es ridículo! ¡Este hombre está loco! A medida que leía se iba enardeciendo.

El era de Aragón, baturro de verdad, ¡figúrense ustedes!, pero yo soy vasco. «Que te doy tres y cuartillo... Que te doy tres y un real... Tres y media...» Los amigos intervenían en la venta del pantalón. De proa a popa mediaban expertos, examinando el cosido de la prenda, la solidez de los botones, la duración de la tela.

Y de aquí el peregrino propósito de exponer cada personaje analíticamente ante los ojos de los espectadores, y ofrecerlo en sus elementos, á modo de operación química, cuyo conjunto se suponía constituir su esencia; los personajes, que intervenían en la acción, ó más bien dicho, que hablaban en ella, se presentaban ordenados como los insectos en el microscopio, para que se examinasen bajo los distintos aspectos de su personalidad, y ostentaban en monólogos sin fin catálogos de todas las virtudes y vicios, cualidades y afectos: he aquí la que formaba las llamadas piezas de carácter, por largo tiempo tan celebradas.

Los manijeros, conmovidos por el vino del amo, que no había hecho más que despertar su sed, intervenían paternalmente con el pensamiento puesto en otras botellas. Podían ir con don Luis sin miedo alguno: lo decían ellos, que eran los encargados de cuidarlas y respondían de su seguridad ante sus familias. Es un cabayero, muchachas, y además, vais a cenar con estas señoras. Toos personas decentes.

Y paseaba su belleza de rubia fina con carnes de porcelana por los colmados y ventorrillos, tratando con una fraternidad exagerada a los cantaoras y rameras que intervenían en las juergas, exigiendo que la tuteasen, y riendo con nerviosa alegría de borracha cuando los hombres, embrutecidos por el vino, sacaban las navajas y las hembras se apelotonaban asustadas en un rincón.

De pronto se incorporó, creyendo haber recibido un fuerte golpe en la espalda. ¡Pura ilusión! Estaba solo. Sus ojos, al mirar en torno de él, se fijaron en el reloj. Las dos. Y se puso de pie, dirigiéndose con lentitud á la sala del baccará. Había disminuído el público, pero todos los que quedaban intervenían en el juego.

Porque el buen coronel seguía creyendo firmemente que la primera batalla del Marne había sido un milagro de Santa Genoveva, de Juana de Arco ó de otra personalidad bienaventurada que podía intervenir en los combates de los hombres, como intervenían los falsos dioses cantados por Homero. ¿No peleó Santiago en las batallas de España siempre que los cristianos atacaban á los moros?...

Cada cual alegaba sus razones, tratando de quimera el ajeno parecer; la discusión se hacía general; intervenían en ella periodistas y delegados desde los más remotos extremos de la mesa; alguien brindaba sin ser oído; personas de voz escasa exclamaban en tono suplicante: «Pero oigan ustedes, señores... si ustedes oyesen una palabra...». Era en balde.

Halagole la idea a nuestro joven viendo en ello un modo de despertar su actividad dormida y desahogar la mente de porción de ideas que allá le bullían acerca de los sucesos políticos y de los personajes que en ellos intervenían. Aceptó, pues, con júbilo, y Mendoza quedó encargado de dar los pasos necesarios para sacar la autorización, alquilar cuarto, buscar imprenta, etc.