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Sin embargo, al cabo se durmió con la sonrisa en los labios. Un ángel progresista que el Eterno tiene aparejado para estos casos, batió las alas toda la noche sobre su frente, inspirándole ensueños felices. A la mañana siguiente se encontró en la mejor disposición de espíritu en que hombre alguno puede hallarse después de coronados sus esfuerzos por un éxito lisonjero.

En cambio ella se vengaba turbando el tranquilo curso de su vida, haciéndole sufrir una dolorosa mortificación de amor propio y, lo que era más grave, inspirándole ideas cuyo alcance no podía calcular. Las últimas frases que don Juan pronunció mentalmente en aquel largo y humillante monólogo fueron estas: «, ¿eh?... Pues ahora me gusta más que antes... ¡ella caerá!

La existencia de don Juan es continuo pensamiento en la mujer: si duerme, sueña con ella; si vela, medita enseñorearse de alguna; si come, es para adquirir vigor; si bebe, para que la imaginación se le avive y abrillante, inspirándole frases apasionadas; si gasta, es por ganar voluntades; si descansa, es para aumentar el reposo de que nace la fuerza.

Mañana son los funerales. ¡Que la sabiduría de Confucio, inspirándole, ayude a emigrar su alma! Y el buen sujeto, levantándose, se quitó respetuosamente el sombrero, y salió, con el paraguas debajo del brazo. Entonces, al sentir cerrar la puerta, me pareció despertar de una pesadilla. Salté al corredor.

Cuéntale éste que ha visto casualmente el retrato de una cristiana de maravillosa belleza, inspirándole tal amor su sola imagen, que no piensa reposar hasta que encuentre el original y lo posea. Dice á Iñigo que, en agradecimiento de la libertad que le ha concedido, espera de él que le ayude á buscar á su amada, y á traerla á sus brazos. Iñigo le pide el retrato, y reconoce aterrado á su Leonor.

Concurría á esto la buena gracia con que se ganaba las voluntades, no con inspirar trivial afecto á todo el mundo, sino inspirándole muy vivo á los pocos que él quería, los cuales valían siempre por muchos para defenderle y encomiarle.

Por otra parte, el orgullo del señor de Maurescamp, inspirándole bien, le hizo aceptar la espada sin trepidación, cualesquiera que fuesen las consecuencias. Fue resuelto que el encuentro se verificase a la mañana siguiente a las diez, en un claro del bosque de Marnes, contiguo a la Venerie, porque no pareció conveniente hacerlo en los mismos dominios del barón de Maurescamp.

A veces Adán recordaba el manzano del Paraíso y la serpiente enrollada á su tronco que había dado consejos á su mujer, inspirándole estúpidos deseos. Pero al contemplar luego su huerto, se encogía de hombros. La obra de sus manos le parecía más firme y de mayor porvenir que la creación improvisada del Paraíso. Podía sentirse orgulloso de su obra continuó el viejo , pero su trabajo le costaba.

Guardiana le enseñaba y daba consejos, porque la chiquilla, silenciosa y triste, le recordaba su sordo-mudita, inspirándole lástima; mientras Ana contaba noticias de la ciudad, que sabían al dedillo.

La discreta palabra de aquel buen señor, realzada por un metal de voz muy dulce, su urbanidad sin tacha, un no qué de tierno, paternal y simpático que en su semblante había, cautivaban a la dolorida joven, inspirándole tanta admiración como gratitud. El ancianito la miraba como para inundarla, digámoslo así, con las corrientes de bondad que afluían de sus ojos.