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571 Cuando no tenían trabajo la emprestaban a otra china, "Naides", decía, "se imagina, ni es capaz de presumir cuanto tiene que sufrir la infeliz que esta cautiva". 572 Si ven crecido a su hijito, como de piedá no entienden y a suplicas nunca atienden, cuando no es éste es el otro, se lo quitan y lo venden o lo cambian por un potro. 573 En la crianza de los suyos son bárbaros por demás.

Comían mejor en casa del zapatero. La chiquillería escrofulosa que correteaba por el claustro era la que mejoraba de suerte con la enfermedad del pequeño, cada vez más débil, inmovilizado horas enteras, con una respiración casi imperceptible, sobre el regazo de la madre. Cuando murió el infeliz, toda la gente del claustro se agolpó en la casa.

La noticia de Casiano Pellicer, de haber muerto Claramonte en 1610, es falsa, porque D. Agustín Durán poseía manuscrito el original de sus dramas La infeliz Dorotea, con la fecha de 1622, y La católica princesa Leopolda, de 1612.

A menudo se me antoja que la vocación me acude, sobre todo al ver los peligros que rodean a una infeliz criatura desvalida y tonta como yo. Pero, en fin, aunque tonta, yo no quiero ser ingrata con doña Inés, que me guía por el mejor camino y que me va a pagar el dote para entrar en el claustro. ¿Y qué ingratitud sería la tuya? ¿En qué ofenderías a doña Inés si me quisieses?

Pero, ¿a dónde iremos a parar si Pepillo sigue con esos instintos crueles y depravados? Si viera usted cómo tiemblo al pensar que el mejor día, por cualquier motivo, será, usted objeto de las iras de esa infeliz criatura. No tema usted.... Me quiere, hacemos buenas migas.... No, Rodolfo; es mi hermano, le quiero mucho, pero le conozco; no hay que fiar de ese niño....

Y cuando me dijo quién era, vi por primera vez abrirse ante una nueva vida... entonces... entonces... ¡oh, señor! , estaba hambriento, desnudo y sin recurso, cuando iba a robar su bolsillo; me sentía solo en el mundo, infeliz y desesperado, cuando quise robar la ternura de un padre dolorido. El anciano permanecía imperturbable.

El infeliz contempló la nariz que había contribuido a formar, y rompió en amargo llanto. Es una verdadera desgracia, señor Bernier; pero pongo a Dios por testigo de que no he tenido yo la culpa. Esa nariz se ha deteriorado ella sola. Yo soy un hombre honrado, y os juro que no he puesto mi mano en ella.

El juez de la causa se constituyó en la cárcel para que don Fernando ratificara la declaración de su esposa. Mas apenas terminó el escribano la lectura, cuando Vergara, presa de mil encontrados sentimientos, lanzó una espantosa carcajada. ¡El infeliz se había vuelto loco!

A eso de las diez, Marta abrió de improviso sus grandes ojos azules y me dirigió una mirada llena de dulzura y de bondad. Me pareció que era el ojo de Dios que se volvía hacia , infeliz pecadora, y que en él leía la piedad y el perdón. Un gozo puro, un gozo santo, me inundó. Me arrojé en los brazos de mi hermana y escondí mi cara sobre su hombro.

Trocando el disfraz de mendigo y el vestido gentil de soldado por un sayal de ermitaño, hizo su habitación de aquel mismo sitio, testigo de la catástrofe, y pensando siempre en su desgraciada bienhechora y en su infeliz señor, todos los días sacaba aquel velo, única prenda que le quedaba de María, y besándolo respetuosamente, y agolpado el llanto a los ojos, volvía a encerrarlo tiernísimamente en su pecho.