United States or Egypt ? Vote for the TOP Country of the Week !


Que vn hombre puede valer más que su pesso de oro. Draques. La Razon natural. Que yo no valgo para dar consejo, por mi natural, inclinado a curar la enfermedad, no el gusto. Médicos q. no se estiman en pequeñas enfermedades, ny a los principios, y que en las grandes se buscan con corrimiento y las más veces sin prouecho.

Llevaba en la mano un mendrugo de pan que le había dado la Señana para desayunarse, y, comiéndoselo, marchaba aprisa, sin distraerse con nada, formal y meditabunda. No tardó en pasar más allá de los edificios, y después de subir el plano inclinado, subió la escalera labrada en la tierra, hasta llegar a las casas de la barriada de Aldeacorba.

Constituían su biblioteca, en primer término, las publicaciones que se hacían en la América latina, cuyo progreso intelectual seguía con avidez, habiendo escrito juicios sobre muchas de ellas; pero tampoco faltaban los de la literatura norteamericana, cuya lengua conocía profundamente, aunque no fuera inclinado a hablarla.

Por lo que toca á la inventiva, creeríase inclinado cualquiera, á primera vista, á conceder menos riqueza á Calderón que á Lope de Vega.

No puede ser mero accidente orgánico el ser de un sexo o de otro, sino calidad esencial del espíritu que informa el cuerpo. Repito, no obstante, que no implica esto que se inferioridad en las mujeres, ni en el alma ni en los órganos que la sirven. Los españoles nos hemos inclinado siempre a creerlas superiores en todo.

Pero Edwin se había inclinado sobre él, tomándole con sus dedos, y lo elevó hasta el mismo bolsillo donde estaba oculta Popito. Al hacer este movimiento cayeron de su pecho muchas flechas que habían quedado medio clavadas en el paño de la chaqueta.

Veía aquel varonil semblante, inclinado sobre el señor Aubry, en tanto que le explicaba con voz cariñosa su rudo y múltiple trabajo, y las medidas que debía adoptar, para no aplazar el casamiento anunciado. ¡Qué alma más enérgica y amorosa descubría en él! Por un fenómeno singular, le impresionaba menos su desinterés que su pasión silenciosa semejante a un culto.

Vicente había pasado algunos años en Inglaterra, estudiando no se sabía qué, probablemente los usos y costumbres de la Gran Bretaña, hacia los cuales se sintió desde un principio tan inclinado, que toda su vida vistió, comió, durmió, y hasta tosió a la inglesa.

El Príncipe, que había olvidado y hasta despreciado a su amiga por correr tras de los placeres, podía haberse sentido inclinado a pagarse de esta presuntuosa compasión: para mejor gozar de su propia dicha, había ido sin duda a contemplar el espectáculo de la infelicidad que él mismo había ocasionado, a consolar hipócritamente a su víctima.

Sin embargo, hacía unos días mostraba un carácter demasiado inclinado a la melancolía. Desde el principio de la enfermedad de su padre, se afectaba desmedidamente; en la hora actual aquello pasaba de los límites de la piedad filial.