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Se inclina, saluda con la espada; allá, en el extremo de la calle, con las mejillas arreboladas y los ojos brillantes, agitando su pañuelo, está lo que busca, la mujer de su hermano. La joven ríe, hace señas, se empina; quiere seguirlo con los ojos hasta que desaparezca en el torbellino de polvo.

Dícenme que gobiernas como si fueses hombre, y que eres hombre como si fueses bestia, según es la humildad con que te tratas; y quiero que adviertas, Sancho, que muchas veces conviene y es necesario, por la autoridad del oficio, ir contra la humildad del corazón; porque el buen adorno de la persona que está puesta en graves cargos ha de ser conforme a lo que ellos piden, y no a la medida de lo que su humilde condición le inclina.

Esta, ó se inclina necesariamente al objeto ó : en el primer caso, es una espontaneidad necesaria; en el segundo es una espontaneidad libre. La libertad pues no existe con sola la ausencia de coaccion; ha menester tambien de la ausencia de toda necesidad aunque sea espontánea; la voluntad ha debido poder querer ó no querer el objeto; si esta condicion falta, no hay libre albedrío.

Raúl se inclina, halagado en su íntima fatuidad masculina por lo que él toma por un sentimiento de despecho involuntario que se descubre a través de la indiferencia afectada que mortificaba a su amor propio. No lo dude usted, señorita declara en tono malicioso. Se han marchado, y se dirigen ahora hacia el castillo.

Yo creo que este tic-tac y el loro, que se inclina inmóvil sobre su alcándara, son los únicos compañeros de la pobre vieja. ¿Qué hace esta vieja? La casa es pequeña y oscura; la puerta siempre está cerrada; no entra ni sale nadie. Por la mañana la vieja se levanta y suspira: «¡Ay, SeñorLuego se sienta en el comedor, junto a la ventana que da al solitario y diminuto patio.

Quiso en seguida doña Inés preparar y adoctrinar a Juanita para el monjío, y echando mano a las obras del padre maestro Juan de Avila, a que ella era muy aficionada, le leyó, con comentarios y anotaciones de su cosecha, párrafos y aun capítulos enteros del muy edificante tratado que el mencionado padre escribió para una monja, explanando profusamente aquellas palabras del santo rey David, que dicen: «Oye, hija, e inclina tu oreja y olvida tu pueblo y la casa de tu madre aquí ponía doña Inés madre en vez de padre, para que viniese mejor a cuento , y codiciará el rey tu hermosuraClaro está que este rey era Cristo con quien quería doña Inés que Juanita se desposase.

Así, Bourget se inclina a creer que el triunfo universal de las instituciones democráticas hará perder a la civilización en profundidad lo que la hace ganar en extensión.

Y aceptando esos defectos como un elemento, se idealiza tambien, se piensa, se inclina á los demás á que piensen igualmente, y se agrupan, se preparan y conservan pequeños monumentos de arte, para los que han de estudiarnos mañana y levantar el grande monumento de la historia de nuestra civilizacion.

Ello es que las manos lindas y blancas arrancan bellas melodías de las cuerdas de los violines y que una hermosa cabeza de diablescos ojos moriscos y negra cabellera, como una exótica flor rizada, se inclina graciosa sobre el puente del violoncello. Y el prestigio hechicero de la carne de la mujer hace temblar el beso en todos los labios.

El instinto intelectual, nos obliga á dar á las ideas un valor objetivo; en este caso, se mezcla con las verdades de evidencia, y en el lenguaje ordinario se confunde con ella. Cuando el instinto intelectual versa sobre objetos no evidentes, y nos inclina al asenso, se llama sentido comun. La conciencia y el instinto intelectual, forman los demás criterios.