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¿Dónde has encontrado esto? pregunta Gertrudis, impresionada por el título. Un camarada, que era músico, tenía estas canciones en un gran cuaderno. De allí las copié yo. El que las ha hecho se llamaba Molinero de apellido y creo que ejercía además ese oficio. ¡Lee, lee, pronto! exclama Gertrudis. Pero Juan se niega. Es demasiado triste dice cerrando el libro. Será otra vez.

¿Cómo lo sabe usted? murmuró ella impresionada por aquel hondo acento . Pues a se me figura que en las estrellas, que son tan bonitas y lucen tanto, no ha de haber penas, ni riñas, ni muertes, como acá.... ¡Si allí debe de ser la gloria! afirmó alzando la mano, para señalar al refulgente globo de Júpiter.

Acababa de descubrir en él el sentimiento exclusivo, apasionado, que desde hacía mucho tiempo hacía converger sus esfuerzos en busca de una perfección a que no habría aspirado una ambición ordinaria. Súbitamente María Teresa quedó impresionada de la grandeza, de la perseverancia de aquella energía infatigable, recordando los orígenes del niño convertido en hombre de mérito.

Doña Manuela sintióse impresionada por los consejos de su hermano, y por mucho tiempo los siguió escrupulosamente. Dedicóse a criar a sus hijos, es decir, a los hijos de su segundo matrimonio, pues el pobre Juanito siempre había sido tratado con falso cariño, con un desvío encubierto, como si doña Manuela quisiera vengar en el pobre chico el haber sido poseída por su difunto padre.

Este es un ejemplo del estado a que vienen los seres moralmente organizados para el bien, para el saber, para la virtud y que por su abandono y apartamiento no pueden desarrollar las fuerzas de su alma. Viven ciegos del espíritu, como Pablo Penáguilas ha vivido ciego del cuerpo teniendo vista. Florentina, vivamente impresionada, parecía haber comprendido las observaciones de Golfín.

Paz, impresionada con la novedad de aquel Madrid que le era desconocido, miraba en derredor, asombrada, sintiendo vergüenza, pareciéndole indignos de ella el sitio y la ocasión. Notando que su traje, a pesar de lo sencillo, excitaba la curiosidad, se quitó los guantes y, disimuladamente, se colocó el velo como las mujeres que pasaban a su lado.

Le habían pintado su misión de suerte que, impresionada la imaginación, veía en el sacerdocio el apostolado de toda idea generosa.

Esta súplica tan humilde hizo que Marta mirara a Mathys profundamente impresionada e indecisa respecto a lo que debía hacer. Su hija fué a ponerse con las manos juntas delante de ella. ¡Oh madre querida, perdón, perdón para la señora de Bruinsteen! ¡Perdonadla! Quiero olvidarlo todo, hija mía murmuró la viuda . Mi felicidad no necesita de la desdicha de la señora ni de la de Mathys.

Una noche, al entrar Desnoyers en el fumadero, vió á los notables germánicos manoteando y con los rostros animados. No bebían cerveza: habían hecho destapar botellas de champañ alemán, y la Frau consejera, impresionada sin duda por los acontecimientos, se abstenía de bajar á su camarote. El capitán Erckmann, al ver al joven argentino, le ofreció una copa.

Las palabras de «madre falsa, ladrona de herencias» llegaron a sus oídos y la hicieron estremecer. Sus enemigos estaban hablando del secreto cuyo conocimiento ella perseguía al precio de las más sangrientas humillaciones y los más crueles sufrimientos. Impresionada hasta el punto de que casi le faltaban las fuerzas, apoyó la mano en la pared y se deslizó hasta la puerta.