United States or North Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Inglaterra, al iniciar su grandeza en el reinado de Elisabeth, era del tamaño de Bélgica. Si se había hecho enorme, era á costa de los españoles y luego de Holanda, hasta dominar el mundo entero. Y con tanta vehemencia hablaba la doctora en inglés da las maldades de Inglaterra contra España, que el impresionable marino acabó por decir espontáneamente: ¡Que Dios la castigue!...

Aquella naturaleza hermosa, aunque desvirtuada por la corrección, despertaba en su impresionable espíritu instintos de independencia y de candoroso salvajismo. Pero bien pronto comprendió que aquello era un campo urbano, una ciudad de árboles y arbustos. Había calles, plazas y hasta manzanas de follaje.

Una ráfaga de heroísmo sacudía al impresionable bohemio. Ya que todos iban á la guerra, él quería hacer lo mismo. No sentía miedo á la muerte: lo único que le aterraba era la servidumbre militar, el uniforme, la obediencia mecánica á toque de trompeta, la supeditación ciega á los jefes.

La adoración que sentía por Raimundo, inculcada por su difunta madre, no le impedía conocer las partes flacas de su carácter, débil, impresionable con exceso y pueril. Realmente en este aspecto ella representaba el elemento masculino y él el femenino dentro de la casa. Lloraba él con extremada facilidad; ella difícilmente.

Conservaba su abundante y ondulado cabello el tinte dorado metálico de antes; su color, de extraña delicadeza como el de una flor, y sus ojos, castaños del color de algas marinas en aguas profundas. No era, pues, su belleza la que le desilusionaba. Carolina se encontraba, por su parte, como violenta, sin ser tan impresionable como él.

No es mucho más atento ni impresionable el resto del público ilustrado de la culta capital. En lo que están casi todos de acuerdo es en que la zarzuela es superior al verso, y la estadística demuestra que todas las compañías de verso truenan en Vetusta y se disuelven.

El pensamiento de encontrarme en presencia de aquella mujer hizo latir violentamente mi corazón y debí palidecer, porque Pector se echó á reir y me dijo: ¡Diablo! ¿Tan impresionable es usted, querido? ¿Ó es que está usted bajo el imperio de la abstinencia? La verdad es que la hospitalidad de las indias de los lagos no es muy halagüeña, ¿verdad?

Y como la impresionable joven, cuando se entretenía en ver las cosas por su faz risueña y en hacer combinaciones felices llegaba a límites incalculables, empezó a ver llano y expedito el camino que antes le pareciera dificultoso; pensó que se le abrirían voluntariamente las puertas que creyó cerradas, y que todo iba bien, perfectamente bien.

Candoroso e impresionable, D. José era como los niños o los poetas de verdad, y las sensaciones eran siempre en él vivísimas, las imágenes de un relieve extraordinario. Todo lo veía agrandado hiperbólicamente o empequeñecido, según los casos. Cuando estaba alegre, los objetos se revestían a sus ojos de maravillosa hermosura; todo le sonreía, según la expresión común que le gustaba mucho usar.

Sin embargo, en este sosiego físico y espiritual que disfrutaba todavía su temperamento, excesivamente impresionable, se alarmaba alguna vez. Eran leves y periódicas sacudidas que, por fortuna, duraban poco.