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El ministerio parroquial está á cargo de la orden de San Francisco. Lucban ha pasado en estos últimos años por un sin número de vicisitudes. La noche del 18 de Agosto de 1860 y la madrugada del 25 de Octubre de 1873, son dos fechas imperecederas que recordará Lucban mientras exista.

Á las seis de la tarde entramos en aquel pueblo por la calle de Majayjay, nombre que leímos en un tarjetón de madera clavado en la primera casa. Á los pocos minutos parábamos ante la maciza y claveteada puerta del convento. Lucban. Su origen. Situación. Mr. Jagor y Sir John Bowring en camino. Alturas inexploradas. Arroyos y torrentes. Amazonas tagalas. Datos estadísticos. Fechas imperecederas.

Terribles y misteriosos naufragios registra la historia de la equinoccial de Setiembre. Los puertos de China, del Japón y de Filipinas guardan escritos en informes restos, imperecederas memorias de fenómenos pasados que nos hacen temer por los venideros.

Una criatura tan noble y tan atractiva como ella, debía inspirar, así como sentir, la más profunda, ardiente y duradera de las pasiones: era digna de ocupar un lugar entre los amantes inmortales a quienes la historia y la leyenda han consagrado sus páginas imperecederas.

Como obra humana, como obra de un jóven, de esperar es que contenga alguna que otra inexactitud; pero no dudamos que de todo seremos dispensados, siquiera sea por nuestra confesión franca y sincera, y lo que es más, por nuestro buen deseo de publicar las invidiables, preclaras e imperecederas glorias de Aragón, país para nosotros tan querido, país que al ojear una tras otra las páginas de su historia, llénase de noble orgullo nuestro corazón.

También tiene bemoles añadió Augusto en tono sumamente enfático , porque, señores, debemos principiar declarando que todo el mundo se compone de las mismas sustancias no creadas, no destructibles, y se sostiene por las mismas fuerzas imperecederas que actúan según las mismas leyes, desde el átomo invisible hasta la inmensa multitud de cuerpos celestes, conservándose invariables en el conjunto de su efecto total... ¿Te has enterado?

Los campos de China durante más de dos siglos, la invasión de Manila por los piratas que hacían temblar al Celeste Imperio, y más tarde la gran bahía llena de naves inglesas, son imperecederas epopeyas en que las órdenes monásticas han vertido su sangre, su persuasión y sus caudales. El cosmopolitismo del bien, volvemos á decir, está sintetizado en el convento.

El artista aprecia con los ojos del alma las más sublimes imágenes y sueña con la realización de su ideal, viendo surgir de las tornasoladas espumas los rayos de luz que iluminaron la mente de Murillo y Rafael; las columnas monolíticas, imperecederas memorias de edades prehistóricas; las atrevidas afiligranadas ojivas moriscas, síntesis de la mas grande de las epopeyas; las medrosas siluetas de las esfinges faraónicas con sus impenetrables jeroglíficos; los derruídos circos romanos, compendio de la salvaje barbarie, al par que del sibaritismo de los antiguos imperios; los truncados altares druídicos con los tiernos recuerdos de sus vestales, y lo horrible de sus sacrificios; los almenados cubos de las feudales torres, con sus severas damas, sus tiernos trovadores, sus rientes bufones, sus turbulentos caballeros; la estalactítica gruta, débil remedo del sumo poder; el triunfo, el genio, la gloria, las aspiraciones, la esperanza, el amor, las titánicas empresas; todo, todo cuanto embellece la vida desfila ante el letárgico estupor á que predispone la contemplación de todo lo grande..