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Pero, ¡ay de nosotros! el monstruo no puso término á sus vueltas é inmersiones, y, atormentados por el hambre, nos hubimos de resignar á marcharnos avergonzados, no sin lanzar una mirada furiosa al tronco de pino que, impasible, continuaba dando vueltas aún. Antes de decidirse á partir, esperaba que la corriente cambiara de nivel.

A los argumentos más hábiles, respondía con impasible dolor: No vale la pena, señor L'Ambert; hay demasiada miseria en este mundo. ¡Bah, amigo mío! la miseria fue instituida por Dios, que la creó para excitar la caridad de los ricos y la resignación de los pobres. ¿Los ricos?

Este permanecía impasible, como si no la hubiese entendido, y el profesor juzgó oportuno no insistir. Por el momento bastaba esta insinuación; más adelante se expresaría con mayor claridad. Y pasó á hablar de aquellas noticias que dilataban de gozo su cara bonachona cuando entró en la antigua Galería de la Industria. Usted no puede estar metido aquí siempre, pues eso acabaría con su salud.

»Desperté de pronto y la visión desapareció en el acto, volviendo a contemplar mis atónitos ojos el aposento a media luz, el blanco techo, la triste lamparilla y a mi lado el doctor, que silencioso y grave, con semblante impasible, pero con mirada terriblemente profunda, contemplaba a Magdalena dormida. » Ya ves que has hecho mal en reclamar tu turno me dijo fríamente.

A Fortunata le hizo esto tan mal efecto, que sintió ganas de coger la palmatoria y tirársela a la cabeza. Respondió con despecho: «Pues si gana ella, mejor. A no me importa nada que él la quiera ni que la deje de querer...». Y ahora la va a querer tanto agregó Maxi impasible y frío , la va a querer tanto, que los amantes de Teruel van a ser paja al lado de ellos.

Pasada media noche, estaban todos ebrios. Las mujeres, perdido el pudor, asediaban con su admiración al espada. Este se dejaba manejar impasible por las manos que se lo disputaban, mientras las bocas le sorprendían con ardorosos contactos en las mejillas y el cuello. Estaba borracho, pero su borrachera era triste. ¡Ay, la otra!... ¡la rubia verdadera!

Caía sobre una lluvia de rosas; tomé un precioso capullo que se había enredado en las crines de mi caballo y lo coloqué en el ojal de mi levita de uniforme. El General se sonrió con ironía. Yo le había dirigido frecuentes miradas, pero su impasible semblante no me revelaba si era o no de los míos.

La voz del Cantó lloriqueaba hablando de una mujer insensible a sus quejas; y al comparar su blancura con la flor del almendro, todos volvieron la vista a Margalida, que permanecía impasible, sin rubores virginales, habituada a estos homenajes de burda poesía, que eran el preludio de todo galanteo.

Fijémonos en este rasgo de la educación árabe. El auditorio prosigue impasible y Sid'Omar siempre risueño. El judío se levanta y dirígese a la puerta andando hacia atrás, temblando de miedo, pero sin dejar de repetir a más y mejor su eterno juez de paz, juez de paz... Sale.

Don Juan se adelanta, acorta la marcha, la deja pasar, la alcanza y retrocede, todo sin dejar de mirarla. Ella, calmosa, serena, impasible, como si no le conociera.