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Perseverantes devotos de ese culto de la energía individual que hace de cada hombre el artífice de su destino, ellos han modelado su sociabilidad en un conjunto imaginario de ejemplares de Róbinson, que después de haber fortificado rudamente su personalidad en la práctica de la ayuda propia, entrarán a componer los filamentos de una urdimbre firmísima.

Aun recuerda con llanto de regocijo los días buenos en que él fué don Juan y Manfredo, Sullivan y Don Álvaro. Estos héroes le dieron el prestigio de su poder imaginario entre bambalinas y oropel, y pusieron un poco de oro de leyenda en su vivir menesteroso, a cuyas puertas solía llamar el Hambre con su puño espectral.

Los infinitos siglos de tiempo que concebimos antes de la creacion del mundo, no son nada; son tiempos imaginarios, semejantes al espacio imaginario. Esto último es indispensable; para concebir tiempo, se necesita alguna sucesion de cosas.

Quedó en darme, ayer por la tarde, la razón. Voy a su casa, y me dicen que se había marchado a Guadalajara. Justamente... dijo Benina, más confusa, sintiendo que lo real y lo imaginario se revolvían y entrelazaban en su cerebro . Pero pronto vendrá. A saber si vuelve».

Toda la parte del lago al N.-O. del Kulm habia estado en la oscuridad cuando la luz reinaba en las alturas del Oriente; y miéntras que del lado de Alpnach venia alzándose un inmenso torbellino que hacia del horizonte inferior un horrible cáos, del fondo del golfo de Küssnach se levantaba un enorme muro de vapores negros y espesos, produciendo entre su línea y la mole del Rigi un valle imaginario del mas extraño aspecto.

Tomando esta primera cosa conocida el yo como base o punto de referencia para la explicación de las demás cosas, el hombre llegó necesariamente a la personificación de todas las cosas del mundo real, desde luego, y a la de todas las del mundo imaginario después, suplicando en un principio directamente al sol para que enviase la luz y el calor y evitase los nublados y los eclipses, y después a Horo, a Dionisios, a Febo Apollo, a Jehová, a Dios, a San Antonio o a San Francisco.

Pero, ya que uno es docto en toda ciencia y mira el objeto en todos sus visos y desde todos los sesgos, ¿es esto saber más, ni siquiera saber algo? Eso es dar vueltas en un tío-vivo, alredor de un objeto. Frontera a , en la mesa redonda, come una linda muchacha. Yo cabalgo un paquidermo del tío-vivo imaginario y científico, y me lanzo a observar la hermosa criatura, girando en torno de ella.

Imaginemos el mundo como un inmenso vaso en que están contenidos todos los cuerpos: vaciémosle de repente; aquí una cavidad con espacio igual al universo. Figurémonos, que mas allá de los límites del mundo, hay capacidad para otros cuerpos, aquí el espacio sin fin ó imaginario. El espacio se nos presenta á primera vista, si como infinito, al menos como indefinido.

No era el Fusang el mundo de Colón, sino un país imaginario donde la fantasía vulgar y materialista de los chinos ponía mayor fertilidad, abundancia y riqueza que los europeos pusieron más tarde en el Dorado. Lo único cierto era que más al oriente del Japón poco o nada conocían los chinos.

Abría ella su corazón con ingenua espontaneidad, parecía que soñaba en voz alta y, al escucharla visiblemente desencantado, adivinaba Delaberge que ese marido descrito con tanta precisión era menos imaginario de lo que la joven pretendía; en ciertos rasgos característicos, veíase claramente que ese ideal se parecía muchísimo a un joven que uno y otro conocían... a Simón Princetot.