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Entonces comenzó esa hermosa época de noviazgo, exquisita, época sin igual en la vida. Nada tan delicioso como esos días de amor ingenuo, de fe, de ilusiones completas y de niñerías. ¡Ah, cuánto compadezco a los que no han amado así! ¡Cuánto compadezco a los que se dejan arrastrar por sus locuras lejos del hogar común y del amor legítimo!

Un día, Ferragut, por un retorno del antiguo cariño, por un deseo de iluminar con un pálido rayo de sol la vida crepuscular de Cinta, osó acariciarla como en la primera época de su matrimonio. Ella se irguió ofendida y pudorosa, lo mismo que si acabase de recibir un insulto. Se escapó de sus brazos con igual energía que si repeliese una violación.

Le parecía intolerable permanecer allí mientras ella estaba sola, aislada en un cuarto de hotel, aguardando con igual impaciencia el momento de la reunión. ¡Qué amanecer el de la partida! Rafael se avergonzaba viéndose descalzo; caminando de puntillas, como un ratero, por la sala donde su madre recibía a los hortelanos y ajustaba las cuentas del cultivo.

Conociendo la utilidad de la nueva frontera, he elegido los puntos mas adecuados para establecer los fuertes y los fortines, teniendo muy presente estas cuatro circunstancias esenciales. 1.ª Que cubran completamente los términos de esta capital. 2.ª Que disten entre igualmente con corta diferencia, para que la línea sea de igual vigor en todas partes, y para que distribuya el servicio con igualdad á la tropa. 3.ª Que todos los fuertes y fortines estén en una misma direccion, esto es, que no adelanten notablemente unos á otros. 4.ª Que todos tengan buenos pastos, tierras de labor, y á lo menos el agua necesaria.

El profesor odiaba por igual á los dos periódicos y á las demás publicaciones, que enviaban sus redactores detrás de él como si fuesen perros perseguidores de un ciervo asustado.

Pasaba el buque, con una rapidez igual a la de las mutaciones escénicas, del sol ardoroso a una penumbra lívida de tempestad. La lluvia lo envolvía con un trágico acompañamiento de relámpagos y truenos estentóreos; truenos como sólo se oyen en la soledad del Océano.

Si era absolutamente preciso resignarse a un buen matrimonio, y no veía otra salida, ¿por qué no ella mejor que una pécora cualquiera que hiciese sonar demasiado su dinero y que, al menos, le tratase de igual a igual siendo su señor y dueño? Blanca, la pobre, se estimaría muy feliz siendo su humilde servidora. Porque no había duda, ya le adoraba como hermano. ¿Qué iba a ser ahora?...

De-Hinchú que estaba presente durante nuestro coloquio, conservó el grave y característico silencio de costumbre. Pero cuando mi vecino se hubo marchado, se volvió hacia , con una ligera risa, diciendo: Gallinas de Flostel, gallinas de De-Hinchú, todo es igual.

Figura sin igual, genio glorioso, gigante de los mares, gloria nuestra: un diamante engarzaste esplendoroso en la diadema hispana con tu diestra; el valladar del Ponto embravecido sin temor traspasaste; y a tu sublime genio enardecido sólo prestaba campo dilatado un mundo de grandezas ignorado.

A las seis y media seguimos la marcha: á las diez y media paramos en otra laguna como las antecedentes. Anduvimos 6 leguas por el rumbo del S: observamos en la latitud S de 36 grados 48 minutos. Seguimos lo mismo hasta las seis y media, que paramos en igual puesto.