United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Abajo había tanto hombre que parecía un hormiguero. ¡Cristianos!, ¡yo no de dónde salió tanta criatura! Pues no es nada, dije para mi chaleco, ¡las hogazas de pan que se amasarán en la villa de Madrid!... Pero asómbrense ustedes; toda esa gente había ido allí, ¿a qué?... ¡a oír cantar a la Gaviota! Momo hizo una pausa, teniendo las manos extendidas y abiertas a la altura de su cara.

Había ido allí a muy otra cosa, pero los suspiros de su inglesa-italiana y el olor a medicinas antiespasmódicas, más el declinar del día, le habían cambiado de repente el ánimo, inclinándole a la melancolía poética y reflexiva, a la abnegación espiritual y piadosa.

Los faroles están apagados, los serenos se han ido, las buñoleras no han llegado, las tahonas están cerradas, las tabernas no se han abierto, y un norte glacial barre las aceras, arremolinando en los cruces de las calles las hojas secas, el polvo y los papeles.

Amigo mío dijo Huberto a este último, si yo hubiera sabido dónde encontrarlo hoy, habría ido a buscarlo; he ensayado mi máquina, es una maravilla. Desgraciadamente, yo trabajaba y no habría podido aceptar su amable invitación. Paso los días trabajando, lo cual no es divertido. En seguida volviéndose hacia Juan, Jaime continuó: Y bien, amigo, ¿qué hay de nuevo hoy?

Serafina había ido al coche desde la casa de Emma, porque ésta no podía salir aquella noche; se sentía mal, y se habían despedido en el gabinete de la Valcárcel. Bonis se detuvo en el portal, cuando ya todos estaban arriba. ¡Qué ruido! ¡Qué algazara! ¡Lo de siempre! Ya nadie se acordaba de los que se alejaban carretera arriba; como si tal cosa.

No te querrán tanto como yo, pero un poquito menos... Me estoy muriendo... qué yo qué tengo... La medicina esa... yo la tomaría... ¿dónde está?... ¡Encarnación!... Pero si ha ido abajo... Parece que me voy en sangre... Hijo mío, Dios me quiere separar de ti; y ello será por tu bien... Me muero; la vida se me corre fuera, como el río que va a la mar.

«A la madre Misericordia, abadesa de las Descalzas reales . Del duque de Lerma . En propia manoId, id, Montiño dijo el duque ; id, llevad esa carta al momento á su destino, y traedme la contestación. Montiño salió casi sin despedirse del duque por obedecerle mejor, y su excelencia se quedó murmurando: ¿Qué habrán ido á hacer mi hija y Quevedo á las Descalzas reales?

¡Pues claro está que lo es! exclamó Currita de repente, echando con mucha cólera todas las migas en la pecera . ¡Chisme, chisme, y de malísima intención, María!... ¿Si lo sabré yo, caramba?... Sino que de todas las cosas no se ha de dar un cuarto al pregonero... eres mi amiga y te lo digo en secreto: Jacobo ha ido a negocios del partido y estará de vuelta muy pronto... ¡Ya ves cómo se escribe la historia!...

No era, cuando allí llegó, más que un joven pálido, de ojos negros, salientes y miopes, cuya fisonomía no hubiera tenido nada de extraño para gentes de cultura y experiencia comunes; pero para los campesinos, entre los que había ido a establecerse, tenía algo de particular y misterioso que respondía a la naturaleza excepcional de su profesión, y a su llegada de una región desconocida, llamada «el norte».

Como era verano, los grandes hombres se habían ido a tomar baños. Víctor Hugo, como usted sabe, estaba en la emigración. Y a Lamartine, ¿no le vio usted? En aquella época, ya el autor de Graziella había fallecido.