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Tenía tosecilla blanda y continua, expectoración pegajosa, sudores que la menor elevación de temperatura determinaba, y las perversiones del apetito se habían convertido en desgano horrible. Inútilmente la conserje del chalet lucía sus primores culinarios, ideando mil golosinas delicadas. Pilar lo miraba todo con igual repugnancia, especialmente los platos nutritivos.

Entre la multitud de personajes aislados, ora históricos, ora contemporáneos, se distinguen principalmente, por su interés ó por el mérito artístico de las figuras: Guttemberg, meditando en su invento; Shakspeare, sombrío y burlon al mismo tiempo; Pedro el Grande, en su traje de carpintero en Holanda; Newton, ideando su admirable sistema del mundo físico; Voltaire, con su fisonomia de zorra, su sonrisa irónica y su mirada de apóstol; Rousseau, pensativo y dulce como la idea de redencion que le dominó; Walter Scott, con su actitud tranquila, como la poesía risueña que inspiró su gran genio; Byron, sombrío y lanzando de su ojo de fuego algo como la luz del rayo ó como las revelaciones de un poema terrible.

»¡Oh! ¡Qué razón tienen los que dicen que el corazón de la mujer es un arcano! »Ayer pasamos todo el día ideando proyectos y trazando planes. Magdalena recobra poco a poco el buen humor a medida que su salud y sus fuerzas se restablecen. »Su padre se mira en ella. Ya he visto dibujarse en sus labios algunas sonrisas que han ensanchado mi corazón henchiéndole de gozo

Pasé aquel día en un estado de fuerte excitación, ideando mil monstruosidades y majaderías. Por la noche, al llegar las once, a sabiendas de que Gloria no podía estar en la reja, las piernas me llevaron a la calle de Argote de Molina.

Orejón se despidió para volver a la noche, trayendo las últimas noticias, y Carnicero se quedó solo, saboreando en deliciosas meditaciones su júbilo apostólico, ideando planes y considerando el triunfo rápido de la España religiosa sobre la España masónica. Después fue Salvador a despedirse y a llevar la carta para Cordero, y otra vez se quedó solo el anciano con la criada que le aprestó la cena.

Toda la noche se pasó en claro el pobre don Juan haciendo planes, ideando recursos y arrostrando mentalmente las consecuencias de cuanto se le ocurría, que era gravísimo, porque en sus pensamientos, cálculos y temores, ya no figuraba él solo frente a la irresoluta Cristeta, sino que entre ambos se alzaba, misterioso y tremendo, un nuevo personaje: el señor Martínez, propietario legítimo de aquel cuerpo adorable, dueño legal de la mujer amada.

Hallábanse, pues, el uno aburridísimo, el otro ideando motivos para despedir al ayacucho, y el tercero discurriendo el modo de pasar algún nombre de un papel a otro, cuando entró en el café un jefe de caballería, haciendo con el sable rastrero, con las espuelas y los tacones tan grande estrépito, que no parecía sino que un escuadrón había asaltado el establecimiento.

Preferible es en ocasiones un adarme de corazón a una arroba de habilidad; donde fracasan las huecas fórmulas, vence el sentimiento, con su espontánea elocuencia. A fuerza de quebrarse los cascos ideando manera de anudar el diálogo con su esposa, ocurriole al novio aprovechar una circunstancia insignificante.

Quedó silenciosa un momento, como quien está ideando un medio de resolver un dilema; después me respondió: Si quiere usted venir, para será un verdadero placer. , debe ayudarme, porque puede ser que descubramos la clave del enigma cifrado de las cartas. Mi pobre padre, medio mes antes de morir, estuvo allí unos tres días. ¿Y cuándo partiremos?

Ideando una de esas mentiras mujeriles que de puro sencillas se confunden con la verdad. El diálogo fue del modo siguiente: Diga usted, señora preguntó muy arrebujada en el mantón , ¿m'hace usted el orsequio de decirme si es cierto que hay aquí un sotabanco desarquilao? No lo hay. Pos me lo habían asegurao. Pos l'han engañao a ustez.