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Ellos se beben mi cosecha de vino, mantienen sus gallinas con mis frutos, mis montes y sotos les suministran leña, mis hórreos les surten de pan; la renta se cobra tarde, mal y arrastro; yo sostengo siete u ocho vacas, y la leche que bebo cabe en el hueco de la mano; en mis establos hay un rebaño de bueyes y terneros que jamás se uncen para labrar mis tierras; se compran con mi dinero, eso , pero luego se dan a parcería y no se me rinden cuentas jamás....

En su aspecto Borrén era semejante a los guardias civiles de madera que suelen colocarse en el frontispicio de los hórreos y molinos del país: a despecho de sus bigotazos formidables, bien se les conoce que son muñecos. Dígole a usted, Borrén exclamó Baltasar resolviéndose por fin a formular en alta voz su pensamiento , que no comprende usted lo que es Marineda... ni lo que es mi madre.

Allí, durante una noche primaveral, se vino abajo un talud de nieve más grande que los más altos abetos y que la torre de la iglesia. Un grupo de casitas y de hórreos se encontraba bajo la formidable masa. Los montañeses, que acudieron de las aldeas vecinas, creyeron que indudablemente todas las armaduras de los edificios habían quedado demolidas y aplastados los habitantes bajo los escombros.

Reunidos en una estancia mozos y mozas á la luz de un candil pasaban la velada alegremente bromeando, cantando, requebrándose mientras poco á poco las doradas espigas salían de su envoltura y se enristraban para adornar después los corredores y los hórreos. Pero Entralgo era celebrado en todo el país por sus bellas, frondosas pomaradas.

Trataba de estudiar el mecanismo interior de los Pazos: tomábase el trabajo de ir a los establos, a las cuadras, de enterarse de los cultivos, de visitar la granera, el horno, los hórreos, las eras, las bodegas, los alpendres, cada dependencia y cada rincón; de preguntar para qué servía esto y aquello y lo de más allá, y cuánto costaba y a cómo se vendía; labor inútil, pues olfateando por todas partes abusos y desórdenes, no conseguía nunca, por su carencia de malicia y de gramática parda, poner el dedo sobre ellos y remediarlos.

Por desgracia la nueva esposa mostraba afición suma a recorrer la casa, a informarse de todo, a escudriñar los sitios más recónditos y trasconejados, verbigracia desvanes, bodegas, lagar, palomar, hórreos, tulla, perreras, cochiqueras, gallinero, establos y herbeiros o depósitos de forraje.

Arrimado al caballo, que sólo monta Demetria, y deslizándose velozmente por la cuesta abajo, parece que los lleva á ambos sobre sus hombros hercúleos. ¡Atrás, atrás los árboles, las casas y los hórreos, los maizales, las pomaradas, masas informes, terribles en medio de la noche tenebrosa! Mas he aquí que cuando menos lo soñaban la luna asoma su disco argentado por encima de una colina.

No sólo los vecinos, sino mucha gente llegada la víspera, discurría por ellas alegremente, hablando en alta voz, riendo y llamándose a gritos. Debajo de los hórreos, descansando sobre tableros improvisados, había grandes zaques de vino bien repletos que no tardarían en deshincharse. Atados a las rejas de las ventanas estaban muchos rocines enjaezados de los romeros que acababan de llegar.