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Es la tierra de la poesía; desde el hombre de mundo, el político, el militar, hasta el humilde campesino, todos tienen un verso en los labios, todos saben de memoria las composiciones poéticas de los poetas populares. Entre ellos, el dulce «cisne antioquino» Gutiérrez González, se lleva la palma.

... en efecto, no me ha gustado la actitud rebelde en que usted se ha colocado frente a él. Es indigno de una joven humilde y virtuosa como usted... Obdulia guardó silencio, sintiendo en el corazón la censura de su director. Al cabo dijo, poniéndose colorada, lo cual nadie pudo advertir: Tiene usted razón; he cometido un pecado y me arrepiento...

La cordobesa, sea de la clase que sea, es todo corazón y ternura: pero sin el sentimentalismo falso y de alquimia que ha venido de extranjis. Su Carmen es el tipo ideal de la humilde y baja de condición, aunque sublime por el alma.

El Prado de Valencia, El esposo fingido, El cerco de Rodas, La perseguida Amalthea, La sangre leal de los montañeses de Navarra, Las suertes trocadas y torneo venturoso, del canónigo Tárrega. La gitana melancólica, La suegra humilde, Los amantes de Cartago, de Gaspar de Aguilar. El amor constante, El caballero bobo, de Guillén de Castro. El hijo obediente, de Miguel Beneyto.

No á qué debo yo, persona de tan humilde origen, el que usías me traten con tanta benevolencia y me colmen de favores. ¿Qué he hecho? ¿Quién soy? ¡Ah!

Pero como él no es sino un humilde auxiliar de la clase de quintos, «eso de comer» a ciertas alturas mensuales, generalmente no pasa de ser una hipérbole absurda.

Quiroga con su media lengua y sonrisa la más humilde agasajaba á Simoun: su voz era acariciadora, sus genuflexiones repetidas, pero el joyero le cortó la palabra preguntándole bruscamente: ¿Gustaron los brazaletes?

Mucho alardeaba de humilde y descuidada para su persona; mas al decir de la doncella, quedábanla restos de la más refinada coquetería, si bien ella procuraba ocultarlos.

A Silas no le agradaba mucho fumar, y lo sorprendía a menudo la pasión de sus vecinos a este respecto; pero un humilde acatamiento a toda cosa considerada como buena, se había vuelto un fuerte hábito en la nueva personalidad que se había desarrollado en él, desde que había encontrado a Eppie junto al fuego de su hogar.

José Fernández, sacerdote, para servir a Dios y a usted dijo el cura haciendo la presentación de su persona. Mostró la fuerte dentadura de hombre de campo, con una sonrisa humilde que delataba el deseo de intimar con este compatriota, el personaje más eminente de cuantos venían en el buque, según su opinión.