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El esposo ofendido finge no haber visto nada, para que su honor no padezca, si este hecho se hace público, y resuelve vengar en secreto su secreto agravio. Pronto se presenta la ocasión para ejecutar su propósito. Al llegar á la ribera, dice que la barca se ha volcado á consecuencia de una ráfaga de viento.

Pero, peor todavía: al contemplarme así, de arriba a abajo, con mis seis pies de estatura, comprendo de repente por qué me han llamado siempre: «El bueno de Hanckel». Ya en el regimiento decían: «¿Hanckel?... no es un águila, no; pero ¡qué buen muchacho!» Y cuando le ponen a uno esa marca, la vida no es ya más que una larga serie de ocasiones de que uno haga honor a su título.

Repito que se queden todos dijo la de Rumblar con fúnebre acento . Quiero que asistan a los funerales del honor de mi casa. Asunción, si quieres, no que te perdone, sino que tolere tu presencia aquí, confiesa todo. Me prometió abrazar el catolicismo... me dijo que marcharía de Cádiz para siempre, si no... Yo creí... Basta exclamó Villavicencio . Que se retire a buscar algún reposo esta criatura.

«Ignoro proseguí vivamente, si nuestras leyes condenan o permiten semejante unión... Pero a mis ojos es valedera; porque delante de Dios, que me está escuchando, se celebre, o no, nuestro enlace, yo te miro ya como a mi esposo, como aquel a quien pertenecía... , Carlos; mi honor... es mi vida... y te amo más que a mi vida... porque, ya lo ves, te amo... ¡te pertenezco!

Siendo así, se daban por pasablemente satisfechos con que las fantasías amorosas del hermoso retoño se hubieran detenido en , Carlos Durán, ingeniero, en vez de mariposear sobre un sujeto cualquiera de insuficiente posición social. Así, pues, agradecí en mi fuero interno el distingo de que me hacía honor el joven patricio.

En cuya empresa se ha esmerado á competencia en la campaña el honor de los oficiales de estas Milicias, y el amor y constancia al real servicio de la tropa patricia y extrangera. Mendoza, y Abril 1.º de 1780. Informe de D. Basilio Villarino, Piloto de la Real Armada, sobre los puertos de la costa Patagónica.

O de que se pierda, ¿no es verdad? añadió aquí la marquesa, con un vigor de acento y de mirada que sorprendieron a la Esfinge misma. ¿Cuántos tiene usted? la preguntó ésta. También uno solo... Una hija. Pues no eche usted en olvido continuó la mujer sombría que el honor de las hijas depende del buen ejemplo de las madres.

Creo, palabra de honor, que no pienso ya más que en el señor Baltet... Llevo la necedad hasta poner su carta debajo de mi almohada... Es un colmo y un colmo estúpido, como diría Francisca. ¿Qué necesidad tengo de la carta del señor Baltet para dormir?... ¿Estaré enferma?

El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.

Este arte sube de punto cuando, como sucede algunas veces, los dos monólogos forman una glosa con su enlace, cuyo tema se divide entre los dos interlocutores, y después las paráfrasis del texto, alternando simétricamente con las palabras intercaladas de nuevo de la letra, son recitadas por uno y otro . Ocasión es ésta también de indicar la manera particular con que Calderón emplea comunmente la música, haciendo que el canto que se oye detrás de la escena contesta al interlocutor ó continúa su discurso, cuando el último no declara cuáles son sus secretos pensamientos . Si se encuentra en los ejemplos, aducidos hasta ahora de exagerada dicción poética, algo convencional y propio de ópera que daña á la libertad de movimiento de la poesía, hay que aplicar esta observación con algunas creces á ciertos pasajes declamatorios de carácter esencialmente retórico, notándose su amaneramiento bajo todos sus numerosos y varios matices; puede servir de ejemplo un paso de Amor, honor y poder, en que se recita un romance largo, cuyo cuarto verso forma siempre un climax ó gradación, acumulando cuatro sustantivos, y al terminar este climax sube de punto de tal modo que junta, no sólo el verso cuarto, sino casi todos los demás .