United States or United Kingdom ? Vote for the TOP Country of the Week !


Le daremos una limosna cuando se vaya. ¡Qué tierra ésta tan original! ¡Qué tipos!... ¡Y qué interesante su caza del guardia civil a través de toda España!... Con eso cualquiera podía escribir un folletón de gran interés. Las mujeres del cortijo retiraron de las llamas del hogar dos grandes sartenes que esparcían un agradable olor de chorizo.

Mi hermana deseaba que la presentación tuviera lugar en mi casa, por haber en ella amplios salones y ser el hogar tradicional de la familia, donde tuvieron lugar memorables fiestas en los antiguos tiempos de la castiza sociedad porteña. Nosotras, nuestra madre, nuestra abuela, tres generaciones femeninas, en una palabra, fueron presentadas al mundo en estos vetustos salones.

Y se entrega en los brazos del amor para gozar en paz la dicha gue promete, y se arrima al hogar que da calor, mientras el huracán fuera arremete contra el loco que quiere, ensangrentado, batirse moribundo, y con la boca cubierta ya de espuma hacer un gesto de desprecio al mundo. A vosotros os hablo, ahora arribais al puerto de la paz.

Y estas corrientes frías y más dulces se precipitaban en el hogar eléctrico de la Línea, que las calentaba y salaba de nuevo, renovando la vida mundial con su sístole y su diástole. El Océano comprimía en vano á los dos ríos cálidos, sin llegar á confundirse con ellos. Eran torrentes de un intenso azul, casi negro, que corrían á través de las aguas verdes y frías.

Para conseguirlo, pensó en aquellos días, ya muy lejanos, en que Rogerio acostumbraba dejar su cuarto de estudio á la caída de la tarde, y venía á sentarse junto á la lumbre del hogar, á los rayos de luz de su sonrisa nupcial.

Aunque era la noche una de las primeras del otoño y nada fría, ardían en el hogar gruesos leños cuyo humo salía en parte por la chimenea y en parte invadía también la estancia y oprimía las gargantas de cuantos en ella se encontraban. Sobre el fuego se veía un gran caldero cuyo contenido hervía á borbotones y despedía el más apetitoso olor.

El padre de familia volvía a ser huésped invisible del hogar que había habitado, para recibir en él todos los días las primicias de la comida de la tarde y gozar del cariño fiel de sus hijos y de su viuda. ¡Desgraciado el que faltaba al deber de alimentar a sus antepasados!... ¡Desgraciado el que no era alimentado por sus descendientes!...

Aquel grandullón rubio añadió acercándose a la ventana y extendiendo la mano tiene cinco; el de al lado, tres; el cojo de enfrente mantiene a sus padres... y así todos. Créame Vd., señor cura, en tripa vacía y hogar sin lumbre no hay fiestas de guardar.

Este Roberto era un mocetón que se había «emancipado de la tiranía patronal», según sus propias palabras, trabajando solo en su casa. Una pieza casi subterránea le servía de habitación y de taller. La compañera, á la que llamaba «mi asociada», corría con el cuidado de su persona y del hogar, mientras un niño iba creciendo agarrado á sus faldas.

Así que sacié mi apetito, levantó la mesa la sirvienta, se encendió un espléndido fuego en el hogar, y nos sentamos, el cura y yo, cada uno a un lado de la chimenea. Veamos, pues, Reina, hablemos seriamente. ¿Qué tienes que contarme? Adelanté mis piececitos hacia las llamas del hogar y respondí tranquilamente. Mi cura, me muero.