United States or Estonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


De un príncipe de Hircania me han hablado, replicó; es de presumir que sea una de sus concubinas, á ménos que en el alboroto la hayan muerto; pero á lo que me importa es avenguar donde hay que robar, y no noticias.

¡Tomaos con mi padre! -dijo el dicho ventero-. ¡Mirad de qué se espanta: de detener una rueda de molino! Por Dios, ahora había vuestra merced de leer lo que hizo Felixmarte de Hircania, que de un revés solo partió cinco gigantes por la cintura, como si fueran hechos de habas, como los frailecicos que hacen los niños.

Bella Misuf, le dixe, vos sois mucho mas donosa que yo, y divertiréis mas bien al príncipe de Hircania: procuradme medio para escapar; reynaréis vos sola, y me haréis feliz, librándoos de una rival. Misuf me ayudó á efectuar mi fuga, y me partí secretamente con una esclava egipcia.

Valia esta unas sesenta onzas de oro; pero me vían pobre, y con premura de vender. El primero á quien me dirigí me ofreció treinta, el segundo veinte, y el tercero diez; y la iba á dar por este precio, segun estaba ciego. Vino á la sazon á Babilonia un príncipe de Hircania, asolando todo el pais por donde pasaba, el qual saqueó mi casa, y despues le puso fuego.

Tratábase de una guerra que acababa de concluir con felicidad el rey contra el príncipe de Hircania, feudatario suyo. Zadig que en esta corta guerra habia dado repetidas pruebas de valor, hacia muchos elogios del rey, y mas todavía de la dama.

El primer libro que abrió vio que era Don Cirongilio de Tracia; y el otro, de Felixmarte de Hircania; y el otro, la Historia del Gran Capitán Gonzalo Hernández de Córdoba, con la vida de Diego García de Paredes. Así como el cura leyó los dos títulos primeros, volvió el rostro al barbero y dijo: -Falta nos hacen aquí ahora el ama de mi amigo y su sobrina.

Luego produxo un mancebo que perdido de amor por una doncella con quien se iba á casar, se la cedió no obstante á un amigo suyo, que estaba á la muerte por amores de la misma, y ademas dotó la doncella. Hizo luego comparecer á un militar que en la guerra de Hircania habia dado exemplo todavía de mayor generosidad.

-Así me parece a -respondió Cardenio-, porque, según da indicio, él tiene por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos. -Mirad, hermano -tornó a decir el cura-, que no hubo en el mundo Felixmarte de Hircania, ni don Cirongilio de Tracia, ni otros caballeros semejantes que los libros de caballerías cuentan, porque todo es compostura y ficción de ingenios ociosos, que los compusieron para el efeto que vos decís de entretener el tiempo, como lo entretienen leyéndolos vuestros segadores; porque realmente os juro que nunca tales caballeros fueron en el mundo, ni tales hazañas ni disparates acontecieron en él.

Fué recibida la reyna en Babilonia con aquel júbilo con que se recibe siempre una princesa hermosa y desdichada. Entónces Babilonia parecia algo mas quieta: el príncipe de Hircania habia perdido la vida en una batalla, y los Babilonios vencedores declaráron que Astarte se casaria con el que fuera elegido por soberano.

Si no, díganme: ¿quién más honesto y más valiente que el famoso Amadís de Gaula?; ¿quién más discreto que Palmerín de Inglaterra?; ¿quién más acomodado y manual que Tirante el Blanco?; ¿quién más galán que Lisuarte de Grecia?; ¿quién más acuchillado ni acuchillador que don Belianís?; ¿quién más intrépido que Perión de Gaula, o quién más acometedor de peligros que Felixmarte de Hircania, o quién más sincero que Esplandián?; ¿quién mas arrojado que don Cirongilio de Tracia?; ¿quién más bravo que Rodamonte?; ¿quién más prudente que el rey Sobrino?; ¿quién más atrevido que Reinaldos?; ¿quién más invencible que Roldán?; y ¿quién más gallardo y más cortés que Rugero, de quien decienden hoy los duques de Ferrara, según Turpín en su Cosmografía?