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Una niebla blanca se extendió ante sus ojos; le zumbaron los oídos... Pero cuando creía sentir cerca de él a su contrario, la niebla se deshizo, volvió a ver la luz tranquila y azul de la noche, y a pocos pasos, tendido igualmente en el suelo, un cuerpo que se revolvía, que se arqueaba, arañando la tierra, lanzando un ronquido angustioso, un hipo de muerte.

Los grillos que cantaban en el vecino ribazo callaron, espantados por un extraño hipo que rasgó el silencio y sonó en la obscuridad gran parte de la noche, como el estertor de una bestia herida. Había llegado San Juan, la mejor época del año: el tiempo de la recolección y la abundancia. El espacio vibraba de luz y de calor.

El viejo deja caer el fardo que lleva en los brazos, y luego se desploma sobre este asiento improvisado. No puedo más.... Voy á morir. Gime como un pequeñuelo. Su pobre cabeza de ave desplumada se agita con el hipo que precede al llanto. Valor, mi hombre.... Tal vez no estamos lejos. ¡Un esfuerzo! La viejecita quiere mostrarse enérgica y contiene sus lágrimas.

Juan le hizo muchas caricias, besos por aquí y allí, en el cuello y en las manos, en las orejas y en la coronilla; besos en un codo y en la barba, acompañados del lenguaje más finamente tierno que se podría imaginar. «No aguanto más, no puedo aguantar más» era lo único que ella decía con angustioso hipo, mojándole a él la cara y las manos con tanta y tanta lágrima. No podía tener consuelo.

Las punzadas en el pecho son numerosas, y su carácter es el de manifestarse en el acto de inspirar; tambien en este caso se observan las sensaciones de constriccion y de presion, como indicio de la accion del medicamento sobre la fibra y sobre la rapidez de las punzadas y el hipo.

Cuando llevaron a la culpable al despacho del jefe, lo primero que hizo fue llorar sin responder; y al cabo, hostigada ya, asaeteada a preguntas, se resolvía a confesar que «el marido» la abría a golpes si no le llevaba todos los días tres cigarros de a cuarto.... La Comadreja, con su carilla acutangular, cómicamente fruncida, remedaba a la perfección los entrecortados sollozos, el hipo y las súplicas de la delincuente.

Dicen que hay algunas personas muy cultas en este pueblo, y creo que así será. Yo por mi no tengo hipo ninguno por ver la Francia, dixo Candido; bien puede vm. considerar que quien ha vivido un mes en el Dorado no se cura de ver cosa ninguna de este mundo, como no sea Cunegunda.

Las punzadas y otros dolores se limitan á las paredes: hay hipo, opresion como por un gran peso sobre el pecho, ardor presivo en la region del corazon y frecuentes palpitaciones espasmódicas sin dolor ni sensibilidad. El pulmon, el corazon, así como las demás vísceras están sustraidas á la accion directa del sistema nervioso cérebro-espinal, y no esperimentan dolores.

El cual era apreciable persona, sólo que de cortos alcances, con un familión sin fin, y una señora á quien le daba el hipo por lo elegante. Había desempeñado el tal buenos destinos en la Península, y en Ultramar, y lo que trajo de allá, no mucho, porque era hombre de bien, se lo afanó el usurero en menos de un año.

Hay salivacion, espuma en la boca, hipo, náuseas ó conatos al vómito que parecen ascender desde el bajo vientre, vómitos violentos, sensacion de magullamiento, depresion, calambres en el estómago y en el vientre, convulsiones en el acto de defecar, cólicos espasmódicos, retraccion del vientre, dolores con ansiedad ó convulsiones, deposiciones sanguinolentas.