United States or Djibouti ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nuestro poeta muestra, al parecer, afición singular á describir seres humanos que crecen aislados de los demás mortales, repitiéndose este pensamiento en otras muchas obras suyas, como, por ejemplo, en Las cadenas del demonio, Apolo y Climene, La hija del aire, Leonido y Marfisa, El monstruo de los jardines y Eco y Narciso.

Yo adoro a la señorita Florentina.... Me parece que no es de carne y hueso como nosotros y que no merezco ni siquiera mirarla.... Pues, hija, eso podrá ser verdad, pero tu comportamiento no quiere decir sino que eres ingrata, muy ingrata.

Cálmate. No llegará el caso de que nos pesque, porque vamos a curarnos en salud. ¿Tapujos? No, hija, sino la gran comodidad para pasar unas horitas como unos marqueses, sin que lo sepa nadie. ¡Verás qué gabinete! Nos citamos, entramos con cinco minutos de diferencia: yo primero, en seguida, y al salir lo mismo. Cuando veas el cuarto, querrás quedarte allí. ¿Puesto con lujo?

Sólo falta agora mirar qué rey de los cristianos o de los paganos tenga guerra y tenga hija hermosa; pero tiempo habrá para pensar esto, pues, como te tengo dicho, primero se ha de cobrar fama por otras partes que se acuda a la corte.

Vamos exclamó la labradora encaramándose a una silla ; que duermas bien, hija mía; yo no puedo más y voy a caer rendida. Catalina se tapó con la manta, y cinco minutos después dormía profundamente. Luisa no tardó en seguir su ejemplo. De este modo habían transcurrido dos horas, cuando la anciana despertó sobresaltada por un tumulto espantoso.

Casar migo tigo, y dirnos migo con a terra mía, terra de Sus. Mi padre Saúl, rico él; mis germanos, ricos ellos; mi madre Rimna, rica bunita ella... quierer ti, dicir hija ti... Verás terra mía: aceita mocha, laranjas mochas... carnieras mochas padre mío... mochas arbolas cabe el río; casa grande... noria d'agua fresca... bunito; ni frío ni calora».

Al oír estas palabras, tan rápida y profunda fue la turbación de la lectriz, que pareció imposible a la baronesa hacerse la inadvertida. ¡Oh! ¡compréndeme, hija! ¡No des mal sentido a mis palabras!

Pero, hija mía, si acababa de acostarme.... ; pero hace mucho tiempo que la cosa estaba próxima... estaba coronado... y no se te decía por no asustarte... ¡hubo peligro!...

Pues bien, señora, si este casamiento le conviene, y conviene igualmente á su señorita hija... Pero no, si él no me conviene... y no conviene á mi hija... Es un casamiento... ¡Dios mío, es un casamiento de conveniencia, eso es todo! ¿Debo comprender que es una cosa completamente arreglada? No, puesto que le pido consejo.

Según doña Rebeca y su hija, los jóvenes favorecidos por el hidalgo podían considerarse unos ladrones, los secuestradores de la débil voluntad de un loco, cuyo testamento constituía un «atentado contra los sagrados derechos de la familia, una estafa perpetrada por aquel santurrón hipócrita y aquella gatita mansa....»