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7 Y en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel, y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura de la carta estaba hecha en siriaco, y declarada en siriaco. 8 Rehum canciller, y Simsai escriba, escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes, como se sigue.

La abuela dice también que las solteras tienen la devoción estrecha, meticulosa y hecha de menudas prácticas, más que de profunda piedad; que son charlatanas y envidiosas; que tienen ideas mezquinas y atrasadas, y, en fin, que poseen todos los defectillos imaginables, entendiendo por defectillos todo lo que achica un carácter, todo lo que apaga un alma...

Copiemos también las palabras siguientes de J. Schulze, refiriéndose á la representación, hecha en Weimar, de El Príncipe constante: «Esta tragedia, representada con rara perfección, parece haberse propuesto, como objeto principal, poner de relieve la idea cristiana, cuya ansia de perfección puede reducirse al silencio por un momento con la posesión de las virtudes más relevantes, sin quedar nunca satisfecha por completo, demostrándolo así el heroísmo y el martirio del infante D. Fernando, triunfo el más digno del cristiano contra todos los poderes de la tierra ... No ha sido dado á la musa alemana ofrecer al Eterno, en el sublime altar de la religión, un drama cristiano tan perfecto, nacido en el seno de la patria y rebosando gratitud y humildad, y de aquí que, contentos y agradecidos, como conviene al carácter benévolo del pueblo alemán, nos hayamos apropiado uno extranjero

Dice Beruete, en la citada obra, que este cuadro es algo seco, y que la primera impresión que causa es poco favorable; pero que esta la cabeza hecha con singular delicadeza, dibujado todo irreprochablemente y que es auténtico sin duda alguna.

El diablo me lleve si en aquel momento tenía yo resolución hecha de conducir a término plan alguno relacionado con la aprobación de nuestros cálculos; y, sin embargo, la duda surgida de repente en presencia de la «huéspeda» misma, me contrarió muchísimo.

Veo que eres más tonta que hecha de encargo dijo Golfín riendo . Ahora vas a ser franca conmigo. ¿ me quieres mal? No, señor, yo no quiero mal a nadie, y menos a usted que ha sido tan bueno conmigo y que ha dado la vista a mi amo. Bien: pero eso no basta: yo no sólo deseo que me quieras bien, sino que tengas confianza en , y me confíes tus cosillas.

«Estamos a 7 había dicho Milagros a la Pipaón, cruzando las manos y hecha una lástima , ¡y si para el día 10 no he podido reunir...! A me va a dar un ataque cerebral... Usted no sabe cómo está mi cabeza».

Señor Marqués, todas estas razones son las que, no con tanto concierto, pero con mayor tenacidad, tienen los indios impresas en el corazón y así con más viveza la manifiestan en su idioma, porque han sido los primeros principios con que se han establecido en la fe promovida en la cristiandad, y las que, sin apartarme un punto de la más rendida obediencia al Rey nuestro señor y sus mandatos, las hago presente á V. S., no para disculpar la resistencia de los indios, la que desde luego repruebo una y muchas veces como lo están vituperando sus Padres Curas con repetidas amenazas, y la que si cayera en otras capacidades, desde luego juzgara dignísima de un pronto y gravísimo castigo, á no considerar por una parte el corto alcance de sus entendimientos para penetrar las superiores razones y dictámenes políticos de los soberanos, y por otra estar faltos de aquella luz que era necesaria aún en los hombres más instruídos para sujetarse á un sacrificio tan doloroso como inesperado, para que V. S. en fuerza de ellas se haga cargo de los motivos eficazmente impulsivos que contra tiene la poca advertencia de que los pobres, con ciega obstinación los tiene precipitados y resueltos á morir antes con el rigor de las armas que dejar voluntariamente sus pueblos; resolución bárbara que teniendo atravesados nuestros corazones, la están reprendiendo sus curas con la amenaza prevenida de que los han de abandonar y salir de los pueblos por ser indignos de su protección, siendo inobedientes á su Rey y Soberano; y á este fin, ya sabe V. S. que tengo hecha renuncia de los pueblos resistentes y de todos los que en adelante se manifestaren inobedientes para que el señor gobernador de esta plaza, como Vice-patrón, y el señor Obispo como pastor, los provea de párrocos para que del todo no se pierdan sus almas.

El sarampión, el garrotillo... ¡Pues nada te quiero decir de las amas!... ¡qué calamidad!... Luego estás hecha una esclava... Que si comen, que si se indigestan, que si se caen y se abren la cabeza. Vienen después las inclinaciones que sacan. Si salen de mala índole... si no estudian... ¡qué yo!...». Jacinta no se convencía.

La muchacha, a cada nueva conquista hecha por su inteligencia en el conocimiento de las cosas parlamentarias, más sorpresa mostraba, y no distraía su atención del Congreso sino para hacerme preguntas tan originales a veces, y a veces tan inocentes, que me era muy difícil contestarle.