United States or Pitcairn Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Esta segunda aristocracia, la mas noble por su origen el trabajo, pero la mas odiosa en parte, por su conducta, el egoismo y el orgullo, es la que tiene la soberanía en el centro de Lóndres. ¡Y qué contraste el que hacen las carrozas doradas de esos banqueros millonarios y esos nobles opulentos, con los harapos hediondos y ridículos de millares y millares de mendigos!

Su imaginación prestaba los atributos de la vida á millares de objetos inanimados, como una antorcha que enciende una llama donde quiera que se le aplique: la rama de un árbol, unos cuantos harapos, una flor, eran los juguetes en que se ejercitaba la magia creadora de Perla; y sin que experimentasen ningún cambio exterior, se adaptaban á todas las necesidades de su fantasía.

967 No repetiré las quejas de lo que se sufre allá: son cosas muy dichas ya y hasta olvidadas, de viejas. 968 Siempre el mesmo trabajar, siempre el mesmo sacrificio, es siempre el mesmo servicio, y el mesmo nunca pagar. 969 Siempre cubiertos de harapos, siempre desnudos y pobres, nunca le pagan un cobre ni le dan jamás un trapo.

Al entrar percibió una temperatura tibia, el aroma de bienestar que esparce la riqueza: los pies se le hundían en mullida alfombra; por orden de Santiago dos criados le despojaron inmediatamente de sus harapos empapados de agua y le pusieron ropa limpia y de abrigo.

La nauseabunda guardilla, los harapos, la miseria, el hambre, las privaciones de todo género, las luchas de la virtud con las necesidades, la camilla y la fosa común, jamás han llegado ni llegarán á atormentar los pensamientos de Ambrosio.

La sombra no respondió y Sorege, con el corazón henchido de rabia, hizo un gesto de amenaza y se decidió á bajar lentamente la escalera. El gentleman de los harapos se había vuelto á poner á su limpieza, y al pasar Sorege se llevó la grasienta mano al sombrero y dijo con voz ronca: ¿Busca usted á la joven del departamento amueblado? Ha salido por todo el día...

En tanto la refriega había cesado, y el Majito, con la cara soplada, los ojos encendidos, el corazón hirviendo de rabia, se había subido a una colina de las inmediatas al barranco, y desde allí gritaba que iba a matar a uno y a reventar a seis si no le devolvían su sombrero. Los que subían del río eran como de doce años, descalzos, negros, vestidos de harapos. El uno traía una espuerta de arena.

Entre uno de los montones de paja se movia un pequeño objeto revolcándose sobre algunos harapos: un grito agudo me hizo ver que era un niño. Muy cerca estaba sobre otro monton de tamo una vieja tullida que pocos momentos despues se arrastró sobre las manos y las rodillas para recoger la limosna que mi compañero le arrojó desde la escalera.

Estamos deshechos, rasgados y arrollados: la muerte se incuba en nuestras entrañas; somos harapos caídos e informes después de haber pasado por los engranajes de una sociedad absurda. Por esto te quiero: porque eres igual a en la desgracia. La afinidad electiva nos une.

Según el paradójico Castro, habían muerto hacía muchos años, pasaban la noche en el cementerio de Mónaco, y vistiéndose con los harapos de los otros cadáveres subían al Casino, por la fuerza de la costumbre, para contemplar una vez más el escenario de su remota juventud.