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Fingió por eso la común alegría de las novias y se casó. Como luego, poco a poco, su imaginación cesó de volar a las nubes, y por otra parte José Luis, aunque siempre presumido, era un marido excelente, concluyó por hallar en el mundo la relativa felicidad. Adriana y Julio no volvieron a encontrarse. Viajó él por Europa y al fin se estableció en España.

»Mi sorpresa fue grande al encontrarme atendido y agasajado, cual lo pudiera estar en Londres, sin hallar obstáculos a la satisfacción de mi voluntad, en medio de una vida monótona, regular, acompasada, no expuesto a sensaciones terribles, ni a choques violentos con hombres ni con cosas, mimado, obsequiado, adulado... ¡Oh, amigo mío! Nada aborrezco tanto como la adulación.

Con el deseo de estar solo, el maestro prometió al señor Morfeo que no buscaría otra vez aquella noche al agente y se alejó en dirección al colegio. Al acercarse a él se asombró de hallar la puerta abierta, y aún más de encontrarse a Melisa acurrucada detrás de una mesa.

A la mañana siguiente, cuando llegó Marisalada, al entrar en el patio, se dio de frente con Momo, que sentado sobre una piedra de molino, almorzaba pan y sardinas. ¿Ya estás ahí, Gaviota? este fue el suave recibimiento que le hizo Momo ; ¡sobre que un día te hemos de hallar en la olla del potaje! ¿No tienes nada que hacer en tu casa?

Empeñaré una de estas alhajas se dijo y punto concluído... pero ¿y dónde?... no como hacer para hallar á Quevedo, y no conozco á nadie en Madrid más que á mi tío postizo; y no me vuelvo atrás ni le pido mi dinero; es menester obrar de cierto modo con cierta clase de gentes.

Y con su entusiasmo de poeta, pensaba en los jóvenes de aquellas islas que podían cubrirse de gloria á los ojos de sus mujeres, y como enamorado en desesperacion les envidiaba porque podían hallar un brillante suicidio.

¡Oh! no, dijo entonces el capitán; nada menos que eso. Juro, á fe de quien soy, que no la conocía, y que nunca creí hallar tan bella patrona en tan incómodo alojamiento. Es todo lo que se llama una verdadera aventura.

Aunque Doña Blanca era buena cristiana, estos raptos de mal humor contra su marido se comprenden y explican como en cierto modo independientes de su voluntad. Doña Blanca no había encontrado en él ni un átomo de la poesía, ni una chispa de las sublimidades que había soñado hallar, en su inexperiencia, en el hombre á quien dió su mano, siendo aún muy niña.

No he podido hallar valor, mientras he vivido, para sonrojarme en su presencia; pero la muerte debe entregarles este secreto, del que usarán según las inspiraciones de su conciencia.

Sólo faltaba ya quien le sirviese de guía en su viaje, porque sin ella era imposible entrar y penetrar las tierras de los Chiquitos; y me persuado que el no hallar por entonces algún práctico en los caminos, fué astucia y traza del demonio, que preveía la ruina que había de causar á su partido el celoso Misionero.