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Son también muy amantes de la música, a cuyo ejercicio se aplican sin ser compelidos, y así en cada pueblo hay infinidad de músicos; los tambores y todo instrumento estrepitoso son muy de su gusto, y así les acompañan para todo.

Lo mismo que yo, tenia un amor decidido por la soledad, el gusto por las ciencias secretas y un alma capaz de abrazar al universo; pero tenia ademas la compasion, el don de los agasajos y de las lagrimas, una ternura ... que ella sola podia inspirarme, y una modestia que yo nunca he tenido. Sus faltas me pertenecen: sus virtudes eran todas suyas. Yo la amaba y le prive de la vida.

A todos pareció peligrosa la detencion, y que debia el infante partir luego, porque el ejército no se enfriase en el gusto que tenia de su venida, y Rocafort no tuviese tiempo de concluir ni mover nuevas pláticas en deservicio del rey, y excluir del gobierno su persona.

Avíseme cuándo habrá locutorio y sabré juntamente cuándo tendré gusto», etc. Llevó el billetico la andadera; no se podrá creer el contento de la buena monja sabiendo mi nuevo estado. Respondióme de esta manera: RESPUESTA «De sus buenos sucesos antes aguardo los parabienes que los doy, y me pesara de ello a no saber que mi voluntad y su provecho es todo uno.

Las plantas aman unas la vida libre y sacudida; otras el trato político y medido; aquéllas viven en las montañas; éstas crecen a gusto recoletas en los jardines y en los huertos. Sin embargo, así como de las familias campesinas salen a veces sutiles cortesanos, así también las plantas campestres se truecan en urbanas. Ello debe de ser, en parte al menos, obra de los hortelanos.

Peor para él. Nosotras acabamos de pasar la noche en la Olimpia. Aquello es delicioso. La Rustigieri canta con los pies y baila con la garganta. ¡Y viva Italia! ¡Lo que nos reímos!... Me gustó más la Loïe Fuller. ¡Oh! no; hace daño á la vista.

Yo te aguardo aquí con gusto hasta el día del Juicio. Sentía impaciencia por conocer la resolución de la muchacha. Pero Fermín no quiso que le aguardase. Pensaba pasar la noche en la viña. Y siguió la marcha a pie, mientras Rafael le anunciaba a voces que vendría a buscarle al día siguiente.

-Los refranes de Sancho Panza -dijo la duquesa-, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de las sentencias. De decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados.

El gusto le había venido no se sabe cómo, por contagio tal vez de la atmósfera, dado que las señoras de su categoría no suelen alternar mucho tiempo con las chulas. Había tenido una doncellita nacida y criada en Maravillas. Esta fué en sus ratos de expansión quien le proporcionó mayor cantidad de vocablos y modismos.

Isidora ya tenía conocimiento con Eponina, porque esta le hizo algunos vestidos en los prósperos tiempos botinescos. Conocedora Eponina del buen gusto de la de Rufete, siempre que esta subía mostrábale sus galanas obras, pidiéndole parecer, de lo que Isidora recibía mucho gusto, si bien este se desvanecía con el desconsuelo de ver tantas cosas ricas que no eran para ella.