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En las inmediaciones del cuartel se encuentra una edificación de madera con cubierta de zinc y tabique pampango que sirve de enfermería, á la que guarnecen un cabo y cuatro soldados.

El álveo del Chaparé, mas firme que el del Mamoré, es tambien profundo y bastante bien encajonado; sus aguas se mantienen siempre cristalinas, y toman el tinte verde sombrío de los árboles tan variados que las guarnecen.

Todavía no se ha levantado la neblina que por las tardes desciende sobre el río. Las praderas que lo guarnecen están matizadas de blanco por la escarcha. Las cimas de las altas montañas se ofrecen a lo lejos teñidas de fuerte color de naranja. Los bosques de castaños esparcidos por las faldas de las colinas guardan aún todas las sombras, todos los misterios de la noche.

Las rosas Niel y las yedras, que plantó contra las paredes, guarnecen ahora las ventanas; no puedo abrirlas sin creer ver a María Teresa con sus delicadas manos llenas de tierra, plantando las enredaderas... ¡Qué buenos tiempos eran aquéllos! Ella tenía catorce años, veintitrés, yo veinte. ¡Qué dulce compañerismo nos unía entonces! ¡Y cómo nos trataba mi buena hermanita!

Se escurre un cuarto de hora antes de servirlo; se le descose la boca; se pone sobre una tabla cubierta con una servilleta; se guarnecen las partes defectuosas con perejil en rama, y se sirve, sea con una salsa blanca de alcaparras o anchoas en la salsera o simplemente con aceite y vinagre.

Lo guarnecen un sargento, dos cabos y 10 soldados. Tamontaca. En la orilla derecha del brazo S. y á seis millas de la desembocadura; está formado por un recinto amurallado, defendido por tambores de flanqueo, que tiene 30 metros de lado; en su interior está el cuartel, pabellón de Oficial y demás dependencias. Está guarnecido por un Oficial y 20 individuos de tropa.

Desparramados en otro tiempo en varias tribus sobre los terrenos ménos inundados y en medio de las selvas que guarnecen las orillas de su rio, tenian por vecinos, hácia el norte, á los Ites ó Iténes; hácia el este á los Baures; hácia el oeste á los Canichanas; y hácia el sud á los Moxos. La tez de los Itonamas, mas oscura que la de los Moxos, es igual á la de los Chapacuras.

Lo primero es marcharse antes de que lleguen las fuerzas mejor organizadas que guarnecen la capital con toda su artillería. Después vuelven á ella si han adquirido nuevas fuerzas en el campo. Lo mismo ocurrió esta vez. Doroteo Martínez se fué de la ciudad con sus «leales»; pero como necesitaba consolarse de que hubiesen violado á la Constitución, se llevó á viva fuerza á Dora.

Sus hojas transparentes, que guarnecen flexibles enramadas, Irradian luces mil, resplandecientes En medio de penumbras, azuladas, Y esparcen, difundidos en su brillo, Los campestres olores del tomillo Refrescados por niveas sampaguitas, Burlonas de las cuitas.

De este punto, al cual, de paso para Santa-Cruz de la Sierra ó Cachabamba, concurren necesariamente los viageros para proveerse de víveres, se va á Loreto atravesando á caballo un estendido cacahual, y luego un cañaveral hasta salir á un bañado cubierto de árboles, donde es menester agacharse á cada paso para evitar los enredaderas, cuidando ademas de no tropezar en las abultadas raices que guarnecen todo el suelo.