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Su pan se lo pasaba á la mula, dándole además generosamente los piensos guardados en un saco sobre las ancas del animal. Podía comerlos todos: lo importante era que continuase marchando.... Pero una mañana, en mitad de la jornada, cuando Ovejero se creía cerca de la tumba, el animal dobló sus patas y acabó por tenderse en el suelo.

Venían en él envueltos y guardados unos naipes de figura ovada, porque de ejercitarlos se les habían gastado las puntas, y porque durasen más, se las cercenaron y los dejaron de aquel talle. Estaban los dos quemados del sol, las uñas caireladas, y las manos no muy limpias; el uno tenía una media espada, y el otro, un cuchillo de cachas amarillas, que los suelen llamar vaqueros.

Creía aún sentir el estremecimiento que le producía el suave tintineo de las llaves, abandonadas con la confianza de una autoridad sin límites en la cerraja de un mueble antiguo donde guardaba Doña Bernarda sus ahorros. Así ocultó con mano trémula en sus bolsillos todos los billetes guardados en los pequeños cajones. Temblaba de emoción al consumar el acto audaz.

Y la cantante, enternecida por el recuerdo, contemplaba con ojos lacrimosos la ancha boina de terciopelo negro, un mechón de cabellos grises, dos plumas de acero gastadas y corroídas, todos los recuerdos del maestro, guardados piadosamente en una vitrina por Hans Keller. que le conociste, dime cómo vivía. Cuéntamelo todo: háblame del poeta... del héroe.

Cerrábase el establecimiento lo mismo que una fortaleza, y se armaban el patrón y sus dependientes con trabucos y fusiles viejos guardados debajo del mostrador como herramientas profesionales. A esta guarnición uníanse los parroquianos de los ranchos inmediatos, que corrían a refugiarse con sus familias en el boliche, único edificio de ladrillo en muchas leguas a la redonda.

El hombre, que á pesar de su pequeña talla ha obrado prodigios de gigante, ora recojiendo el rayo en su mano, ora barrenando las montañas, ya descendiendo á las entrañas de la tierra para robarla sus guardados secretos, ya escalando el cielo para ver de cerca esas lumbreras que le cubren y cuya marcha ha averiguado; el hombre, que por todas partes imprime la huella de su paso, no ha conseguido nada del mar.

Desparecíla día de la Ascensión del Señor, a las ocho de la mañana, del año de mil y quinientos y noventa y cinco. Traía la niña puestos estos brincos que en este cofre están guardados." Apenas hubo oído la Corregidora las razones del papel, cuando reconoció los brincos, se los puso a la boca y dándoles infinitos besos, se cayó desmayada.

Y ahora, a su cuarto la niña para refrescarse la cara, y sobre todo los ojos, que se nos han puesto como dos puños... ¡Y unos ojos tan bonitos!... ¡Por vida de!... ¡Vaya, vaya!... Se nos va a lo mejor el santo al cielo; se deja uno ir detrás a lo tonto, y luego suceden estas cosas tan desagradables... ¡Canástoles!... ¡como si no hubiera tiempo de sobra en la vida para irse diciendo los secretillos más guardados, poco a poco y cuando mejor nos convenga! ¿No es así, hija del alma?... Conque a recogerse y refrescarse un poquito.

16 A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es el Cristo. En ninguna manera; porque si alguna ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 23 Pero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta.

Y pensando esto, su mirada iba instintivamente hacia el mármol de una consola, donde antes se exhibían unos magníficos candeleros de plata guardados ahora en el Monte de Piedad; y miraba igualmente los cromos baratos que adornaban las paredes del salón, sustituyendo a dos grandes cuadros heredados de su padre, obra de Juan de Juanes, por los cuales le habían dado lo preciso para vivir durante un mes.