United States or Yemen ? Vote for the TOP Country of the Week !


Habla viajado en España sucesivamente en vapores, ferrocarriles y diligencias, y en una trotona locomotiva de cuatro patas por los cerros de Guadarrama. Quise servirme de otro vehículo, y por eso me embarqué en un bote, tirado por dos caballos, que navega el canal de Castilla. Su extremidad meridional arranca en Valladolid, y la setentrional en Alar-del-Rey, pasando la línea por Palencia.

Al salir Maltrana a un gran espacio limpio de casas, la vista del cielo libre y de la sierra disipó su impresión de náusea. El Guadarrama obstruía el horizonte con su masa de color de rosa coronada de pirámides de sal.

Por entre los trigos corría un perro de caza del cual se divisaba solamente su cola, agitada con movimiento vertiginoso; alguna vez aparecía su cabecita de color canela. El sol moribundo, con resplandores rojizos, esparcía sus rayos oblicuos por las eras. El Guadarrama sin relieve alguno parecía una larga mancha violácea pintada con difumino sobre un fondo lechoso.

Puedo decirte cómo es el paisaje lo mismo que si lo estuviera viendo... ¡Es decir, lo estoy viendo, lo estoy viendo de veras! Mira aquí debajo la Puerta de Hierro, las encinas del Pardo que se extiende hasta las faldas del Guadarrama. ¡El Guadarrama! ¡Qué hermosas montañas de color violeta...! Y el cielo, el cielo azul encima, profundo, inmenso, convidando a volar por él.

Mas adelante, al resumir mis impresiones de viaje por la península, diré lo que pienso de las Andalucías en general. Por ahora sigamos nuestra ruta, pasemos por Madrid, y si el lector tiene la bondad de seguirme, penetremos en la Vieja Castilla. La cuesta del Guadarrama. Lo que vale un Real-sitio. El ciego Cornelio. San Lorenzo. La Casa del Príncipe. Algunas reflexiones.

Don Juan, de hongo y capa, impaciente y nervioso, aguarda en el sitio y hora que le marcaron. En un reloj cercano da el cuarto para las once. Del Guadarrama, y haciendo escala en la Punta del Diamante y la Garita del Diablo, viene un norte sutil y helado que traspasa los tuétanos.

La una, mas colosal y rocallosa, sigue su curso hácia Portugal, y se llama la sierra de Guadarrama, baluarte que separa las dos Castillas.

Un pobre vecino del Escorial se encargó de conducirme por una ruta trasversal al pequeño pueblo de Guadarrama, miserable caserío de 380 vecinos, á fin de tomar allí la diligencia que gira de Madrid á Valladolid.

Comenzaba á despuntar la aurora, extendiendo su vaga claridad sobre las cimas escarpadas y cubiertas de manchas de nieve de la Sierra de Guadarrama, cuando me llamaron á tomar asiento en la diligencia que debia conducirme á Valladolid.

Guardaba los toros adquiridos por el empresario, unas veces en la dehesa de la Muñoza, otras, cuando el calor era excesivo, en las praderas de la sierra de Guadarrama. Los traía al encierro dos días antes de la corrida, a media noche, atravesando el arroyo Abroñigal, por las afueras de Madrid, con acompañamiento de jinetes y vaqueros.