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La geometría es indudablemente una ciencia, que nada deja que desear en su evidencia y certeza; pero ¿quién negará que llamada al tribunal de la metafísica la idea de extension, ofrezca gravísimas dificultades?

Sin esta última no hay conocimiento; sin conformidad no hay verdad, el conocimiento es una pura ilusion á que nada corresponde, y el entendimiento humano es continuo juguete de vanas apariencias. No puede negarse que hay en este problema dificultades gravísimas, quizás insuperables á la ciencia del hombre mientras vive sobre la tierra.

Y como no decir muchas y gravísimas cosas en pocas palabras, suplico á V. E. disimule lo dilatado de esta carta. El Exmo. Sr.

Duró la sesion hasta las quatro de la madrugada; y al oir sus aventuras ó desventuras se acordaba Candido de lo que le habia dicho la vieja quando iban á Buenos-Ayres, y de la apuesta que habia hecho de que no habia uno en el navío á quien no hubiesen acontecido gravísimas desdichas.

Moderó el precio de todo calzado, principalmente el de los zapatos, por parecerle que corría con exorbitancia; puso tasa en los salarios de los criados, que caminaban a rienda suelta por el camino del interese; puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día.

Para mayor desdicha, en aquel funesto periodo del 70 al 80, los dos niños padecieron gravísimas enfermedades: tifoidea el uno; eclampsia y epilepsia la otra. Benina les asistió con tal esmero y solicitud tan amorosa, que se pudo creer que les arrancaba de las uñas de la muerte. Ellos le pagaban, es verdad, estos cuidados con un afecto ardiente.

Añádase a esto que sonríe muy poco, y que jamás se ríe; que se afeita todos los días, y gasta una ropa muy fina y muy holgada; muy destacados el pecho, los cuellos y los puños de su camisa, y muy abarquilladas las alas del sombrero; añádanse, digo, estas gravísimas circunstancias, y se comprenderá mejor por qué don Simón ha llegado a ser, en la región que habita, el hombre indispensable: indispensable en las juntas, indispensable en las comisiones de dentro y fuera, e indispensable en el Municipio, que ya no sabe qué hacerse si él no lo preside.

Pues me alegro, porque en cuanto nos vayamos al gabinete le voy a decir a usted unas cosazas gravísimas: lo que usted menos se figura. ¿Viene usted de broma? Ya verá usted cómo las gasto. A Emilia le saltaba el corazón dentro del pecho como pájaro en jaula.

Y la carta no parecía. Empezó á sentir ese escalofrío, ese entorpecimiento que acompaña al pánico. Aquello era muy grave. Porque sin duda la madre Misericordia decía cosas gravísimas en su carta al duque de Lerma. ¿Y cómo decir al duque que he perdido esa carta? ¿Cómo atreverse ni siquiera á presentarse sin ella ante él? Y volvió á la rebusca; se palpó, y volvió á buscar.

Si se han superado gravísimas dificultades, ¿quién las ha superado sino él?