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Gastón Vandenpeereboom, pero disimiló su enojo por vergüenza y no quiso vengarse, al menos por lo pronto. El piloto Lorenzo Fréitas dirigió la nave con habilidad pasmosa, aprovechando la monzón favorable del sud-oeste, y, con mayor rapidez que la ordinaria, cruzó el Mar de la India hasta hallarse ya, según sus cálculos, a cuatro o cinco días de distancia del puerto de Goa.

Este asunto se desarrolla en ella bajo la forma de una poesía sublime, sobre todo en su desenlace, puesto que el criminal, por su culpa, hace también partícipe de sus males á sus deudos inocentes, llenando este drama de pinceladas tan profundas y verdaderas, que se puede llamar su obra tragedia romántica, única en su especie . Comienza con una suntuosa procesión triunfal, con que se celebran en Goa las victorias ganadas por Don Manuel de Sousa contra muchos príncipes indianos.

Posible era sucumbir allí con gloria, pero si por dicha se vencía, Morsamor gozaba en imaginar la brillantez y la pompa de su entrada en Goa ya victorioso y llevando de presente a Don Duarte treinta o cuarenta caballos árabes y persas rápidos en la carrera, de pura sangre y de hermosísima estampa.

Francisco Pereira Pestana, gobernador de Goa, recelaba de continuo que la rivalidad entre la gente que acaudillaba Tiburcio y los que le envidiaban y odiaban originase desórdenes sangrientos.

Morsamor, persistiendo en su propósito, no dejó de tomar veinte hermosos caballos ricamente enjaezados, para llevárselos de presente a don Duarte, cuando se presentase ante él en Goa, como pensaba hacerlo, con la noticia de aquel triunfo.

En 31 de Agosto trajo á Sevilla Alvaro de Goa la noticia «del vencimiento que á Dios ntro. señor plogo de dar al rey don alfon ntro. señor en la batalla que su alteza agora diera contra don enrrique su aduersario et contra los que con el venían. La ciudad le dió en albricias 10000 maravedises.

Quien primero escribió la historia medicinal de las Indias orientales fué el doctor portugués llamado García de Orta: el cual la dió á la estampa en Goa, con el título de Coloquios dos simples, drogas é cousas medicinais da India .

A Goa acudían agentes o enviados de muchos soberanos a negociar alianzas y a mendigar el favor y el auxilio del virrey. Los rajaes de Cambaya y de Narsinga, el samori, los príncipes y sultanes de Aracan, de Bengala y del Pegu, y hasta el propio shah de Persia, anhelaban la amistad de los portugueses, les enviaban presentes o les rendían parias.

Pronto llegó al puerto de Goa la nave de Morsamor: este y Tiburcio, muy orondos y satisfechos de la gloria militar que habían adquirido; el piloto Fréitas no menos pagado del aumento de su crédito como hábil navegante, y contento el señor Vandenpeereboom de las compras y ventas que iba haciendo y que pensaba hacer, aprovechándose de los triunfos y sin perder las buenas ocasiones.

Al contrario, Morsamor había esquivado cuantos placeres Goa brindaba, y había mostrado singular repugnancia y disgusto hacia todas aquellas cantoras y bailarinas, como si recobrasen fuerza sus votos y renaciese en su espíritu la desatendida severidad del claustro. Las bayaderas de la India, sobre todo, le inspiraban horror.