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Cuanto más, que harta ocasión tengo en la larga ausencia que he hecho de la siempre señora mía Dulcinea del Toboso; que, como ya oíste decir a aquel pastor de marras, Ambrosio: quien está ausente todos los males tiene y teme. Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.

Ya se fueron. ¡Mira cómo brilla la luna! ¡Mira qué campos tan hermosos y cuántas flores!... Un palacio de cristal... Delante hay una niña jugando con un gatito blanco... ¡Qué precioso!... Es más bonito que el Rojo... Déjame jugar con ella, Luis... Jugarás cuanto quieras, y te compraré un gatito y una palomita blanca que venga a comer a tu mano. No, no quiero que gastes dinero.

Anda, hija mía... No te mojes mucho... No te pongas al sol... No batas demasiado la ropa contra la piedra... No gastes mucho jabón. Y allá va Flora camino del río con mucho más peso en la cabeza que las damas que pasean sus sombreros dernière creation por el Retiro, pero acaso con menos en el corazón.

Llovían las balas en torno de su persona, pero ni una sola lograba tocarle. No gastes tus cartuchos, hermano continuó Jaramillo, con una expresión fatalista . Ese hombre posee un talismán, un payé que le hace invulnerable como el diablo.... ¿Quién sabe si lleva en el pecho alguna pluma de caburé? Morales cesó de disparar. Tenía una ciega confianza en la sabiduría de su compañero.

Tampoco esto vale la pena de que se fijen ustedes, porque muchas veces nos ha pasao lo mismo. Pero ahora viene lo mejor. Acabo de dar una vuelta por allá, y pregunto: «¿Cuánto es el gasto de anoche? Ya está pagado me contestaron. ¿Cómo? ¿Quién lo ha pagado? Pues su sobrino. ¡Vamos, niño, no gastes guasa! Que , señor Rafael, que lo ha pagado. ¿Cuándo?

Y, observando que su burla oscurecía el rostro de la joven, añadió tomándole una mano y acariciándola: No hagas caso, serrana; anunciaba, , mi matrimonio, pero era contigo... ¡contigo, morena, que tienes unas pestañas que se clavan en el alma como alfileres! ¡Quita allá, falso! ¡No gastes guasa! replicó ella dándole un leve empujón.

serás siempre la misma Manuela, la loca, la pretenciosa, y morirás cuando gastes el último céntimo. Cada uno nace con su carácter, y eres de aquellos a quienes el pobre papá cantaba la antigua copla: /* Arròs y tartana, casaca a la moda, ¡y ròde la bola a la valensiana! */