United States or Georgia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con tal modo de vivir, la chacha Ramoncica, si bien no tenía sino muy escasas rentas, apenas gastaba de ellas una tercera parte. Iba, pues, acumulando y atesorando, y pronto tuvo fama de rica. Sin embargo, jamás se sentía con valor de ser despilfarrada sino por empeño de su sobrino Fadrique, á quien, según hemos dicho, mimaba en competencia de la chacha Victoria.

En la alegre zambra, el primer duro que se gastaba era el suyo, y en la contienda, el último que huía era él.

Quería volar libre, suelta, poderosa; devorar cuanto el mundo tiene de incitante y bello. Y lo gocé. Pero lentamente mi caudal disminuía. Vivía en la corte, y gastaba, gastaba sin reflexión el caudal que me habían dejado una santa y un hombre de corazón.

E todos conociendo que la reina tenia cuidado de pagar bien estos prestidos, le prestaban cada uno lo que podia segun su facultad. E algunos caballeros é dueños é otras personas, conociendo la necesidad en que estaba, é veyendo en que lo gastaba, se movian de su voluntad á le prestar algunas sumas de oro é plata sin se lo demandar.

Parecióle después que en esto se gastaba mucho, y dio en sólo asomar el tocino a la olla. Dábase la olla por entendida del tocino y nosotros comíamos algunas sospechas de pernil. Pasábamoslo con estas cosas como se puede imaginar.

Todos los Estados de Europa tenían fronteras que rehacer, pedazos de tierra que exigir. Los Estados de América no pedían nada, no querían nada. Cada uno de los contendientes, al pensar en la victoria, calculaba las indemnizaciones que debería cobrar para compensarse de sus esfuerzos y sacrificios. La República americana gastaba más que todos los pueblos.

La de Núñez, más disipada; frecuentaba más el Casino que el Ateneo, tenía queridas y gastaba mucho dinero, sin que se supiese de dónde procedía, pues hacía años que pintaba poco. Tristán sonrió, avergonzado de aquellas extemporáneas lamentaciones. ¿Y qué tal lo has pasado ayer en el Escorial?

Cada cual tenía su vicio; Burni era glotón y brutal; Albizu no pensaba mas que en la elegancia y en las mujeres; y cuando llegaba a un puerto se gastaba el dinero con ellas. Era el único que tenia la moral de un negrero o de un pirata. Le gustaba divertirse. Los demás éramos unos farsantes. Arraitz era jugador. Siempre estaba haciendo proyectos mientras miraba vagamente el humo de su pipa.

En varias ocasiones se le vio de levita cerrada, sombrero de copa y almadreñas: gastaba larga melena, como un caballero del siglo diez y siete; vestía amenudo traje de terciopelo o pana con botas de montar; usaba botines cuando ya nadie se acordaba de ellos, y grandes cuellos de camisa vueltos sobre el chaleco, imitando la antigua valona.

Su padre le seguía visitando una que otra vez y se mostraba en extremo complacido de su conducta y aplicación: no tanto de su economía; fuese por motivo del gasto suplementario que Mendoza le ocasionaba o por su propia prodigalidad, o por ambas cosas a la vez, lo cierto es que gastaba bastante más de lo que debiera.