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Donde suena un lenguaje soez sólo puede haber malas acciones y pensamientos poco delicados. Donde cantan las ranas, ¿qué ha de haber sino charcos y cieno? Cuando Pecado curó de las heridas que le hizo el novillo de Getafe, Isidora se armó de valor, echole un sermón, y le dijo muy clarito que no volvería a tener un cuarto si él mismo no lo ganaba.

Y los caballeros se creían obligados a ensalzar las grandes ventajas del viaje, durante el cual se satura el organismo de sales benéficas. Lo que se perdía en distinción se ganaba en saludable rusticidad. De noche, todas eran igualmente hermosas en el ambiente cerrado del comedor y los salones.

Se va á los colegios, no para saber ni estudiar, sino para ganar el curso y si se puede saber el libro de memoria ¿qué más se les podía exigir? se ganaba el año. Basilio pasó los exámenes respondiendo á la única pregunta que le dirigieron, como una máquina, sin pararse ni respirar, y gano con gran risa de los examinadores la nota de aprobado.

Había que adelantar tiempo y Fermín lo adelantó; estudiaba por cuatro y trabajaba en los quehaceres domésticos de la Rectoral; cuidaba la huerta además y así ganaba comida y enseñanza. Iba a dormir a la cabaña de su madre, que a la boca de una mina había levantado cuatro tablas, para instalar una taberna.

Se iba a arruinar; lo que ganaba en los toros se lo comería el juego. Pero don José sonreía desdeñoso, pluralizando la gloria de su matador. Para este año tenemos más corridas que nadie. Nos vamos a cansar de matar toros y ganar dinero... Dejad que el niño se divierta. Para eso trabaja y es quien es... ¡El primer hombre del mundo!

Pero alguno tiene que ganar, replicaba el tahur Aristorenas; ¡en ganar está la gracia! ¡Pues ganan ambos, sencillamente! Eso de ganar ambos no lo podía admitir Martin Aristorenas, él que ha pasado su vida en la gallera y siempre ha visto que un gallo perdía y otro ganaba; á lo más puede haber tablas.

Don Eugenio parecía una sibila, que, en nombre de la honradez y la mesura comercial, profetizaba las mayores desgracias. Aquella borrachera de dinero no podía acabar bien. No era legal ni justo ganar ocho o nueve mil duros en un mes, jugando, ni más ni menos que los perdidos que van a los garitos; además, ese lucro resultaba criminal, ya que lo que él ganaba otros lo perdían.

Por la noche tornó a salir y a cantar trozos de ópera y piezas de canto: vuelta a reunirse la gente en torno suyo y vuelta a intervenir la autoridad gritándole con energía: Adelante, adelante. ¡Pero si iba adelante no ganaba un cuarto, porque los transeúntes no podían escucharle!

Además, el profesor no entendía nada en tales asuntos y era compatriota de Martínez. ¡Ya había bastante con que un español figurase enfrente del oficial! Tengo mi segundo continuó . Será lord Lewis. Para él, era Lewis más lord que nunca. Le estaba agradecido por la prontitud con que había aceptado su petición. Ganaba dinero aquella tarde y su humor era excelente.

Le inquietaba un poco la humildad de su situación. ¿Qué diría Valeria, cuando fuese su esposa, al enterarse de lo poco que ganaba como sabio?... Pero inmediatamente ponía su esperanza en el juego, aquella fortuna no sospechada que se le ofrecía ahora diariamente. Que siga esto unos cuantos meses afirmaba ante el coronel , y habré reunido un capitalito antes de terminar el período de mis estudios.