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Grave peligro de muerte amenaza un día á Meléndez en una batalla, del cual pudiera librarlo Rodrigo; pero lo abandona su cobarde é ingrato hijo, salvándole inesperadamente un mancebo moro; éste es Celín, nacido de los amores de Meléndez y de Fátima, que oye la voz de la naturaleza, y es arrastrado por ella hacia su padre con fuerza irresistible.

Mira tu señora Zara, Y lo mucho que merece, Mira que al sol escurece La luz de su rostro clara. Contempla su juventud, Su riqueza, nombre y fama, Mira bien que agora llama A tu puerta la salud. Considera el interes Que en hacer esto te toca, Que hay mil que pondrán la boca Donde ella pone los pies. Has dicho, Fatima? . Quiéres que responda yo? Responde. Digo que no. Ay Ala! qué es lo que ?

AURELIO. SEBASTIAN. SAAVEDRA. PEDRO ALVAREZ. FRANCISCO Y JUAN: muchachos. SU PADRE Y MADRE. SILVIA. Todos cautivos. FATIMA, Y ZARA: moras. LA NECESIDAD. LA OCASION. UN DEMONIO. IZUF: Rey de Argel, moro. BAYRAN: moro. OTRO MORO. UN CAUTIVO, que se va. AURELIO, FATIMA, ZARA, SAAVEDRA, SEBASTIAN, PEDRO ALVAREZ, cautivos todos tres.

Forman su base los amores de Aurelio y de Silvia, cautivos ambos en Argel. Aurelio es amado de Zara, su señora, mujer del renegado Izuf; y tanto ella como su amiga Fátima se valen de todo linaje de astucias para seducirlo, aunque inútilmente, porque se mantiene inexorable. Esto se desenvuelve en las primeras escenas.

La misma noche, en que su esposa es engañada de esta manera, sale Meléndez para la guerra de Africa, enamorándose después de la mora Fátima, de quien se separa dejándola una prenda de su amor. Supónese que estos sucesos ocurren veinte años antes de empezar la comedia.

La sierra era el escenario de su aventurera juventud, y al volver al cortijo recordaba con entusiasmo las montañas cubiertas de acebuches, alcornoques y encinas; las profundas cañadas con espesuras de lentisclos; las altas adelfas orlando los riachuelos, en cuya corriente servían de pasos grandes fragmentos de columnas con arabescos que el agua iba borrando poco a poco; y en el fondo, sobre las cumbres, las ruinas de alcázares moriscos, el castillo de Fátima, el castillo de la Mora Encantada, una decoración que hacia recordar los cuentos de los crepúsculos de invierno junto a la chimenea del cortijo.

Luego leemos los encantos, de que se vale Fátima para obligar á Aurelio á querer á Zara. Preséntase una Furia, y anuncia que sólo la necesidad y la oportunidad podrán quebrantar la firmeza del cristiano. Estos personajes alegóricos se muestran también luego, y procuran, aunque vanamente, convencer á Aurelio.

Mientras tanto la abandonada Fátima, deseosa también de vengarse de la infidelidad de su antiguo amante, excita á su hijo Celín, que ignora el secreto de su nacimiento, á dar muerte al capitán Meléndez.