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Luego, allá delante, Venturita reía a carcajadas con su hermano, y los novios presumían fundadamente que estaban ellos sobre el tapete. No obstante, cuando ya se acercaban, a casa, la plática fué tomando calor y había algunos síntomas para creer que muy pronto iba a reinar la confianza.

Por de pronto, los hombres de cierta pasta..., como la de ese, son una calamidad para maridos de las mujeres a quienes han amado solteras: la razón es que los hábitos adquiridos en el mundo en que han vivido los hace incompatibles con lo que se llama, muy fundadamente, «prosa de la vida conyugal». Comienzan por desencantarse y por aburrirse, y acaban por desviarse... Es ley infalible: la cabra tira al monte... Y lo que digo del hombre de esas condiciones, es aplicable a la mujer... de las tuyas. ¿Amas a Pepe Guzmán?

Vacilaba en dirigirse de nuevo á Mercedes la Cardenala, temiendo fundadamente que le rechazase, cuando llegó á sus oídos la noticia del rompimiento de Antonio y María-Manuela. De pronto nació en su mente la idea de galantear á ésta, con lo cual, además de procurarse distracción, se vengaba, hasta donde era posible, de su rival y molestaba á Soledad.

Nadie, con todo, se jactará, fundadamente, de ser más español que él por el espíritu y por su primera manifestación sensible, la palabra. Tal vez sea, en nuestra época, un colombiano, Rufino Cuervo, quien sabe teórica y gramaticalmente más lengua española.

Resolví dar yo mismo los primeros pasos junto a Krakow para llegar a un arreglo, bien que no estuviese yo para él en olor de santidad. Por el contrario, yo podía pensar fundadamente que sus amenazas se dirigían a también, pues los dos habíamos tenido ya nuestros dimes y diretes en el concejo municipal.

Entonces el ingenioso Sánchez, devorado por la pasión científica, anhelando escrutar aquel gran misterio y temiendo fundadamente que si retrasaba su descubrimiento algún otro sabio, nacional o extranjero, le cogiese la delantera, en un rapto de admirable heroísmo, resolvió ejecutar sobre mismo la experimentación.

Los amigos más sensatos del Reverendo Arturo Dimmesdale, como ya hemos indicado, se imaginaban, muy fundadamente, que la mano de la Providencia había hecho todo esto con el objeto, demandado en tantas preces, así públicas como privadas, de restaurar la salud del joven ministro.

Melchor veía en el semblante de Lorenzo y en la vaguedad melancólica de su mirada, el reflejo de lo que pasaba por su espíritu; pero esta vez le atribulaba menos, porque el asentimiento obtenido de él para hacer el viaje que realizaban y permanecer en el campo algún tiempo, lo había considerado fundadamente como un gran paso hacia su curación, en la que estaba leal, sincera, hondamente interesado.

He aquí una cosa que me hace reflexionar sobre la insignificancia de lo que se ocupan los hombres, puesto que uno de sus mayores placeres consiste en reunir algunos centenares de candilejas colocándolas unas junto a otras, es decir, que podemos exclamar fundadamente: ¡Vanitas, vanitatum! un poco de luz, un poco de ruido y otro poco de humo; ¡esta es la gloria a que todos aspiramos! ¡Y pensar que yo la deseo para mi hijo!

El estreno feliz de su drama fue una verdadera desgracia para Tristán. Los reparos que algunos críticos pusieron a la obra, particularmente los del famoso Leporello, le hirieron como graves injurias. Además, esperando fundadamente que permaneciese mucho tiempo en el cartel, la empresa, atendidas ciertas circunstancias de renovación de abono, la retiró después de la quince representación. Fue un golpe mortal para su amor propio. Desde luego sospechó que la mano de Estévanez, del traidor Estévanez había intervenido en este asunto. Así que vio que comenzaban los ensayos de un drama de éste ya no le cupo duda alguna. Un odio frenético prendió en su corazón. Para desahogarlo un poco comenzó a asistir a las tertulias literarias de los cafés y cervecerías, con predilección a una que se reunía por las noches en un rincón del café de Fornos. Allí, sobre aquellas dos mesas de mármol pegadas, se hacía diariamente la disección en vivo de los escritores de más nota. Naturalmente Estévanez, en su calidad de astro de primera magnitud, era quien más a menudo ofrecía sus carnes palpitantes al estudio de aquellos jóvenes anatómicos. Tristán gozaba voluptuosidades desconocidas metiendo en ellas el bisturí de su lengua. Sus aptitudes quirúrgicas se desenvolvieron prodigiosamente con el ejercicio.