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Los indios, que cazaban y pescaban por sus tratos con Méndez, traían víveres al campamento, pero su presencia era cada vez menos regular, y todo hacía temer que desapareciesen para volver luego con enemigos. Colón temía que pusieran fuego una noche a los secos y resquebrajados cascos. No había otra esperanza que avisar a Santo Domingo para que un buque viniese por ellos.

No habían andado más de 20 minutos, cuando los exploradores de la Guardia Rural al mando del sargento Rizo y cabo Fifí, del Tercer Regimiento, rompían fuego contra un grupo de negros que, subidos en una loma inaccesible, les respondían á balazo limpio.

Escuchó sin quererlo: Decid miedo y no desvío, mi señora; que no quisiera caer cual nuevo Icaro. La mujer replicó: Pues pedid al amor, y no al antojo, sus alas de verdad, que ésas nunca se derriten con llevar ellas mes mas el fuego. ¡Ah, esa tez, esa boca! ¡Por Dios, don Gonzalo, haceisme daño con las sortijas!

JALEA DE MANZANA. Se frotan bien una docena de manzanas y se ponen a cocer con una botella de sidra; cuando están cocidas se pasan por un tamiz y se pone en un perol al fuego, vaso de azúcar por vaso de jugo, y cuando está a punto se pone en moldes.

El espíritu se perturba como la vista a fuerza de mirar siempre hacia un mismo objeto y así la única idea que irradiaba en las tinieblas de aquella triste existencia, la arrastraba como un fuego fatuo hacia los abismos de la locura a fuerza de contemplar la muerte.

Aparte se hace almíbar a punto de caramelo, se mueve mucho, se acerca al fuego, y sin dejar de mover, para que no se pegue, se hace hervir unos veinte minutos a fuego suave, hasta que esté a punto. PASTA DE ALBARICOQUE. Se quita el hueso a los albaricoques y se hace lo mismo en todo que la fórmula anterior.

No había nada que no mirase con ojos optimistas, y hasta en los males encontraba siempre algo bueno. Una vez, en invierno, se inflamó de repente la chimenea de la clínica; temíase un incendio, y todos los enfermos estaban asustados. Sólo Pomerantzev se felicitaba; tenía la seguridad de que el fuego había destruido a los malignos diablos que, escondidos en la chimenea, aullaban durante la noche.

PASTA DE MELOCOTÓN. Se pesa kilo y medio de azúcar por kilo de fruta; se pelan y quitan los huesos a los melocotones, y con agua fría se acercan al fuego; cuando han cocido bastante se ponen a escurrir.

3 ¿Por qué somos tenidos por bestias? ¿En vuestros ojos somos viles? 5 Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego. 6 La luz se oscurecerá en su tienda, y su candil se apagará sobre él. 8 Porque red será echada en sus pies, y sobre red andará. 9 Lazo prenderá su calcañar; esforzará contra él los sedientos.

A los 40 años de establecida la Inquisicion en Sevilla, pasaban de cuatro mil los quemados en solo aquel arzobispado, i de cien mil los reconciliados i espatriados en sola Andalucía . Entonces viéronse cerradas mas de cinco mil casas, cuyos habitantes bien con el fuego, bien con la confiscacion de haciendas, bien precisándolos con el miedo á huir á lejanas tierras fueron esterminados por la furia del Santo Oficio.