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Otros bellos edificios públicos son la casa de correos, el senado, la iglesia de San Francisco y los palacios del gobierno y de la municipalidad. Muchos monumentos erigidos a los héroes nacionales y a los de la independencia, lo mismo que varias plazas hermosas, se encuentran en distintos puntos de la ciudad y a poca distancia del centro.

D. Francisco Antonio de Belaustegui, vecino y del comercio; el Sr. D. José Antonio Capdevila, idem; el Sr. D. Marcelino Calleja Saenz, Escribano de Cámara de la Real Audiencia; el Sr. D. Gerardo Bosch, vecino y del comercio; el Sr. Dr. D. Bonifacio Zapiola, Abogado de esta Real Audiencia; el Sr. Dr. D. Domingo Viola, Presbitero; el Sr. Dr.

" Ramón López y Compañía. " Pedro Rodríguez, Banco Nacional. " Francisco Montalvo. " Acevedo y Mestre. " Valencia y Arrojo. " Fernando Sánchez Fuentes. Mayor General José María Capote. Mayor General Alejandro Rodríguez. Mayor General Pedro Díaz. Mayor General Pedro Betancourt. Mayor General Francisco Carrillo. Mayor General Lope Recio. Mayor General Jesús Rabí. General Enrique Collazo.

Estos dos hermanos lo eran de Francisco José Terongí y de Guillermo Tomás Terongí, que, ausentes fugitivos, fueron también relajados y quemados en estátua por relapsos, convictos y contumaces impenitentes.

Oidor D. Manuel de Reyes, añadiendo que se les oiga á los vecinos citados y no concurridos. Por el Sr. D. Pablo Villarino, se dijo: Que se conformaba en todas sus partes con el anterior voto del Sr. D. Francisco Belaustegui. Por el Sr. D. Juan Ignacio Escurra, se dijo: Que se conformaba con el voto del Sr. D. Manuel de Reyes, y adicion hecha á este por el Sr. D. Diego de la Vega. Por el Sr.

Por lo que se dispuso que el capitan D. Juan Asencio Monasterio, con el ayudante D. Francisco del Castillo, y algunos otros oficiales de otras provincias, incorporadas con la compañia de fusileros, avanzasen apoyados de la caballeria, como lo egecutaron felizmente, haciendo retroceder al enemigo hasta las montañas, de cuyas resultas quedó el pueblo libre por todas partes.

Aldaba vió al mismo tiempo al cocinero mayor; pero sin turbarse ni asustarse se fué para él, le hizo una profunda reverencia y exclamó: Muchas gracias, señor Francisco, muchas gracias; no esperaba yo menos de vuestra caridad.

Ha dado ya la palabra, Que esto, hermano, es lo que siento, De ser turco, y este intento Con regalos siempre labra. Vesle, Francisco, á do asoma; Bizarro viene por cierto. Entra JUANICO, vestido como turco bizarro. Estos vestidos le han muerto: Que él, qué sabe de Mahoma? Vengais norabuena, Juan. No sabeis que ya me llamo: AURELIO. Cómo? Ansi como mi amo. En qué modo? Soliman.

Aquí está la declaración de un paje de vuecencia llamado Gonzalo Pereda, por la que consta, que el cocinero mayor del rey le mandó servir de cenar en la misma casa de vuecencia á un su sobrino, á quien llamó Juan Montiño. ¿De modo que ese Juan Montiño y don Francisco de Quevedo y Villegas son amigos? dijo el duque. El alguacil se calló. Dadme esas diligencias dijo el duque.

Tal vez ni siquiera pueda reivindicar en mi favor el haber disfrutado de la familiaridad que podía existir entre una niña de seis años y un joven de veintiuno. Creo que no era muy amigo de los niños. Sin embargo, conocí muy bien a su madre, pues cuando ella le llevó a San Francisco era yo editor de El Alud en Fiddletown.